Casi siempre las palabras elegidas para denominar las cosas tienen un significado en sí mismas. Eso es lo que pasa por ejemplo con la famosa «nueva normalidad». Si a partir del 21 de junio, fuésemos a volver a nuestras vidas tal y como las dejamos antes del estado de alarma, nadie se habría molestado en poner el adjetivo «nueva» a dicha normalidad. Pero, no, no vamos a volver a aquella normalidad, sino que nos adentraremos en una nueva normalidad en la que habrá más restricciones y control que antes, pero a la que -si nadie lo remedia- tendremos que adaptarnos progresivamente.
5Libertad de movimientos
Aunque a partir del 21 de junio y la nueva normalidad, el gobierno levantará el estado de alarma y la restricción de la libertad de movimientos por nuestro territorio, la realidad no es así de clara. Cada vez es más probable que haya regiones que no permitan todavía el acceso o salida de ciudadanos a sus territorios. En todo caso, aunque así lo hicieran, podrán cambiar de opinión en cualquier momento de suponer su apertura un riesgo de rebrote. Es decir, que por cuestiones sanitarias podríamos estar una temporada en la que salir o no de nuestras respectivas comunidades autónomas esté prohibido. Sucede lo mismo con las fronteras externas. El gobierno podrá volver a decretar el cierre cuando considere que es necesario para mantener a salvo la seguridad de la población.
