La ciencia habla: Estas mascarillas sí son reutilizables y así se desinfectan

La pandemia provocada por la COVID-19 ha puesto en evidencia un problema que nos ha terminado afectando a todos. Al principio de la noticia, las mascarillas que existían no eran suficientes. Es decir, sufrimos en primera persona un fuerte caso de desabastecimiento. Al igual que ocurrió con los Equipos de Protección Individual (EPIs), ni siquiera los centros de salud contaban con recursos suficientes.

Debido a esta situación alarmante, la ciencia se ha puesto a investigar de qué formas podemos descontaminar equipos como las mascarillas FFP2 y FFP3 para que tengan una vida útil más alargada. El proceso debe ser minucioso, pues, de lo contrario, la efectividad de las mismas llegaría un momento en que sería completamente nula.

Gracias a los estudios realizados, se ha conseguido llegar a varias conclusiones. Así es como la ciencia desvela qué mascarillas se pueden reutilizar y cómo hacerlo.

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Cómo se ha comprobado que el método funciona en las mascarillas

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Para poder comprobar si realmente funciona este novedoso método de descontaminación, AINIA decidió infectar mascarillas con el microorganismo E.Coli. Este, además, destaca por haber sido empleado como un modelo alternativo para estudiar tratamientos térmicos que terminen con el SARS-Cov-2.

La eficacia de este tipo de tratamientos se ha demostrado después de conseguir resultados en los que reducían la contaminación un 99,999% del microorganismo. Lo que sí hay que tener en cuenta es que los resultados han ido variando según la marca y el modelo de las mascarillas. Después de haber sido sometidas al tratamiento, las mascarillas, además, fueron capaces de mantener su eficacia por encima del 95%.

Una de las mejores noticias es que estos números y esta eficacia se mantenía incluso después de tres procesos de descontaminación. Esto sería un enorme alivio para los hospitales, que podrían reutilizar su material sanitario hasta tres veces antes de tener que cambiarlo, cuando ahora se hace de forma prácticamente diaria. En caso de un rebrote grave, tener esta esperanza es primordial en la lucha contra el virus.