La transformación estratégica a la que ha sometido Inés Arrimadas a Ciudadanos bajo su mandato ha posibilitado que estos días se hable de un posible pacto entre Cs y PSOE para los Presupuestos Generales del Estado. Esta vía habría sido imposible meses antes, estando Sánchez asociado con Unidas Podemos y Esquerra Republicana, fuerzas que nunca aceptarían tratos con Ciudadanos. Sin embargo, fuentes internas del PSOE afirman ahora que contar con ERC para los Presupuestos será muy difícil, más de lo que sería sustituirlos por Ciudadanos.
LOS PRESUPUESTOS 2021: LA GRAN NECESIDAD DE SÁNCHEZ; EL REENGANCHE DE ARRIMADAS
En Política no hay nada como la necesidad para hacer buenos compañeros de cama. El PSOE y Ciudadanos se necesitan mutualmente. Tanto Sánchez como Arrimadas están ante el gran momento para jugar sus cartas en la partida de poker en la que se han convertido los presupuestos post-coronavirus.
Sánchez debe reafirmar su papel dominante dentro de un Ejecutivo que le hace más oposición que la actual oposición. Y ello con la soga de Bruselas, que aspira a atar en corto los ambiciosos planes económicos de la parte podemita del Ejecutivo, sobre todo ahora con el fondo europeo de recuperación o rescate europeo fiscalizado.
Asimismo, los presupuestos de 2021 son la última bala de Sánchez de cara a las futuras elecciones en las que trata de evitar la puñalada de haber sido incapaz de aprobar unos presupuestos propios, y, lo más peligroso, que haya gobernado la coalición de izquierdas con los presupuestos del odiado Cristobal Montoro.
Arrimadas, por su parte, tiene el reto de achicar el agua que amenaza con hundir definitivamente Ciudadanos. Muchos de sus pesos pesados han dado la espantada o directamente los atacan. Solo Albert Rivera parece apuntalar la mayoría de las decisiones de la actual dirección.
Con todo ello, los Presupuestos del próximo año deben permitir la «canalización» de los recursos que se activen desde Bruselas, que exige economías más competitivas en todos los sectores.
SÁNCHEZ, EN SU SALSA: EL JUEGO A TRES BANDAS
Si algo ha demostrado Pedro Sánchez es que sabe jugar con el tiempo y los peones de su particular partida por mantenerse en Moncloa tanto como sea posible. Con Iván Redondo y su equipo de confianza, ha labrado un escenario en otoño muy beneficioso para sus intereses. Sabe que la Moción de Censura de Vox no tendrá mayor recorrido que algunos jugosos titulares. Casado está aún armando un PP que aún no está preparado para asaltar la Moncloa. Los partidos catalanistas han virado su catalejo de cara a las posibles elecciones catalanas; Podemos sigue rumiendo su futuro mientras es objeto de investigaciones y traiciones. El resto de partidos del Entente Cordiale que le llevó a su objetivo no tiene fuerza suficiente para poner en jaque su máxima de consumir la legislatura. Salvo el PNV al que sabe el coste/precio que tiene
Así pues, el juego a tres bandas (Podemos, ERC y Ciudadanos), está dispuesto sobre la mesa. Sabe que puede organizar las fichas para poder armar un discurso de estadista hábilmente cocinado por Moncloa. Uno, conseguir que Arrimadas dé su beneplácito -con medidas de corte liberal bien vistas en Europa-; dos: se minimice el efecto Podemos en los presupuestos, y, finalmente, ERC consiga su carta mágica para las elecciones catalanas.
LOS GUIÑOS DEL GOBIERNO A CIUDADANOS PARA LOS PGE
Evidentemente, es vocación de cualquier Gobierno concitar los mayores apoyos parlamentarios posibles en relación a iniciativas tan importantes como los Presupuestos”, afirmó la ministra de Hacienda, María Jesús Montero durante la presentación de la intención del Ejecutivo de trabajar por unos Presupuestos Generales para 2021. En ella, incidió en la importancia de esta unión «en un momento tan crítico».
“El ánimo del Gobierno va a ser establecer conversación con todos los grupos”, continuó la ministra. No dudó en agradecer “la disposición al diálogo que están transmitiendo algunas formaciones” -en clara alusión al mensaje de Arrimadas-, valorando “su compromiso” con una reconstrucción del país. Es más, la ministra portavoz del Gobierno apuntó a los «muchos cimientos que compartimos diferentes fuerzas políticas, que son de sentido común”.
Arrimadas sabe que ellos son la opción que más gusta en Europa y en los críticos del sanchismo. Sin embargo, también es consciente de que no es más que un peón en la partida particular de Sánchez. Ahora bien, si sabe jugar ella sus cartas, podrá conseguir llegar a ser la primera candidata mujer a la presidencia del Gobierno. Un duro palo para la izquierda feminista.
ASÍ HA SIDO EL GIRO DE ARRIMADAS HACIA EL CENTRO
Para que todo esto suceda, Inés Arrimadas ha tenido que hacer un replanteamiento total de su política original al frente del partido naranja. Llegó a Madrid en la denominada «operación Arrimadas» que pretendía renovar el éxito logrado en Cataluña, donde ganó las elecciones pero no quiso ni pudo concitar una mayoría alternativa al independentismo.
¿El secreto? Volver a la esencia que les hizo conseguir los 50 diputados: ser el centro, el eje en el que se pueden apoyar PSOE y PP para gobernar. Un nuevo PNV sin exigencias nacionalistas o, directamente, sin grandes exigencias económicas. Mientras que muchos de sus afiliados han encontrado este bandazo de la más liberal de sus líderes hacia el centro como una traición al ciudadanos de Albert Rivera, Arrimadas ha comprendido que la derecha española no aceptará un tercer jugador. Demasiado saturado. Eso sí, se encuentra con la dificultad de ganar interés en un terreno peligroso -a la izquierda del PP, a la derecha del PSOE-. España nunca ha sustentado este tipo de proyectos políticos, comidos por ambos gigantes.
Y mientras, el partido se desangra. ¿Conseguirá Inés Arrimadas dar el golpe de efecto de conseguir ser el apoyo de Gobierno con los presupuestos como telón de fondo?