El Gobierno ve con «preocupación» la existencia de campamentos de verano para niños de temática militar y pedirá su revisión a las comunidades autónomas, las encargadas de la regulación de las actividades de ocio y tiempo libre para la infancia y la juventud.
Los campamentos militares son de carácter privado y no tienen ningún vínculo con las Fuerzas Armadas ni el Ministerio de Defensa, aunque en la mayoría de la ocasiones sus responsables son militares o exmilitares, guardias civiles o personas relacionadas con la seguridad privada.
El Instituto de la Juventud (Injuve) «deplora» estas actividades, según reconoce en una respuesta parlamentaria al diputado de Más País Íñigo Errejón y además considera que su temática conculca «el espíritu o la letra» de numerosas disposiciones legales nacionales e internacionales.
Entre ellas cita la Convención sobre los Derechos del Niño, la Agenda 2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o los Objetivos Europeos de Juventud, todos ellos orientados hacia una educación en valores, por la paz y la convivencia.
En este sentido, el Injuve –dependiente del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, que dirige el vicepresidente Pablo Iglesias–, apunta que la regulación de las condiciones en que se pueden desarrollar los campamentos y actividades de ocio y tiempo libre educativo dirigidos a la infancia y la juventud es una competencia plena de las Comunidades Autónomas. Y por tanto correspondería a ellas subsanar las «deficiencias» que se detecten en los campamentos infantiles.
Sin embargo, asume que el Injuve «no puede quedar al margen de las referidas actividades» y por tanto trasladará su preocupación a las autonomías en próximas convocatorias del Consejo Interterritorial de Juventud.
El Injuve explica que uno de los ejes «esenciales» de su misión es promover una sociedad cohesionada, justa e inclusiva, «donde todas las personas jóvenes tengan las mismas oportunidades y se sientan parte de ella haciéndola suya y contribuyendo a su construcción».
Y por tanto considera que las actividades de tiempo libre para los menores de edad deben promover el análisis, la reflexión crítica y el compromiso con la transformación social entre los jóvenes.
El Injuve defiende así que, lejos de la temática de los campamentos militares, estos centros deben fomentar actividades relacionadas con la educación ambiental, la educación para el desarrollo, la educación para la igualdad, la educación intercultural o la educación para la paz.