El presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, nos tiene acostumbrados a sus estridencias. Sin embargo, pese a que su autonomía padece las consecuencias más severas de esta quinta ola y a que su única contramedida es la de aplicar restricciones que perjudican principalmente a las empresas de su territorio, este miércoles Ximo ha dado con la clave. El presidente autonómico quiere que la Comunidad de Madrid le pague una compensación por ser la capital. Entrando más en detalle, Puig entiende que la autonomía que preside Isabel Díaz Ayuso hace dumping fiscal al resto de España y que tiene que pagar por aglomerar a las grandes fortunas. Pagar, por supuesto, a él y a los demás barones españoles.
Que a Puig no le hace ninguna gracia Madrid no es un secreto. De hecho, a los barones socialistas no parece agradarles lo más mínimo la capital. No hablamos solo de Puig, quien ya ha hecho públicas sus reservas hacia la Comunidad de Ayuso, sino que también Emiliano García Page, presidente de Castilla-La Mancha, ha dedicado unas bonitas palabras que solo han evidenciado (más) su «madrileñofobia». Sin embargo, Puig, en uno de esos desayunos informativos a los que tanto le gusta acudir cargado de escoltas, ha dado un paso más y ha pedido que Madrid le pague solo por ser la capital. Que le pague a él y a sus compañeros, se entiende.
Ximo Puig ha sugerido el introducir algún tipo de aportación económica «de los más beneficiados de las metrópolis»
Lo que ha hecho Puig es aprovechar su viaje precisamente a Madrid para pedir a la comisión de expertos de Pedro Sánchez que penalicen a la capital por dejar los impuestos a las grandes fortunas más bajos que en otras comunidades autónomas. Ximo Puig ha sugerido el introducir algún tipo de aportación económica «de los más beneficiados de las metrópolis» para «compartir» con el conjunto de España “la mayor productividad generada por el apoyo público” que conlleva la capitalidad. Por supuesto, a muchos les ha sonado a chiste, pero Puig lo decía en serio. Vamos, que Madrid pague por el mero hecho de ser la capital. El «odio africano» del valenciano a los madrileños queda constatado con una medida que en un alarde de periodismo-ficción podemos adelantar que Page comparte.
Lo divertido es que el presidente de la Comunidad Valenciana no se ha atrevido a llamar a esta compensación ni «tasa» ni «impuesto» ni nada parecido. Solo quiere que se compense a las comunidades más «desfavorecidas» porque entienden que Madrid no juega limpio con ellas. Parece que Ximo (o alguno de sus asesores más leídos) se han inspirado en las tesis de Paul Collier, un profesor de Oxford “que lleva años analizando las dinámicas generadas debido a las economías de aglomeración”.
“La filosofía es sencilla: si hay privilegio, debe haber contraprestación. El objetivo es claro: Una España más Justa”, ha detallado el presidente autonómico muy motivado por poner a la capital una tasa revolucionaria. “Un plus de riqueza que se genera no por azar, sino gracias al sustento público estatal y a las economías de aglomeración”, se ha justificado.
La madrileñofobia impera en muchas comunidades autónomas, pero la Valenciana es especialmente hostil desde que Puig cogió la vara de mando. Tanto es así, que el presidente autonómico ha hecho exactamente lo contrario que Ayuso a nivel de gestión en muchos aspectos y los datos finales han sido que Valencia ha crecido mucho menos que Madrid a nivel económico y los datos de contagios, ingresos y muertes por covid han sido similares. Ahora, Puig ha visto un filón a explotar con lo del dumping fiscal y directamente se ha lanzado a la piscina pidiendo un impuesto a los madrileños para compensar a otras comunidades autónomas. No se plantea ofrecer sistemas similares al de Madrid.
LA MADRILEÑOFOBIA DE PAGE
“En Madrid se dicen muchas tontás”, ha sido la célebre cita del presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, para referirse al Ministro de Consumo que ha defendido que para proteger el planeta se debería reducir el consumo de carne. Sin embargo, más que un ataque al propio Alberto Garzón, estas declaraciones de Emiliano García-Page son un nuevo ataque hacía Madrid, una capital sobre la que el presidente autonómico tiene una extraña fobia y que está hartando a los socialistas.
Las críticas a Madrid de García-Page se remontan desde que ocupó la presidencia manchega. Estos guiños poco amables hacia la región vecina se incrementaron durante la pandemia cuando el líder socialista no dudo en decir que Madrid era una “bomba radiactiva vírica” para así poder echar la culpa de los malos datos epidemiológicos de su Comunidad al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Emiliano no dudó en afirmar que el “80% de los casos venían de Madrid” sin ningún tipo de base científica o dato contrastado. La culpa del coronavirus en su región era culpa de Madrid, no de su nefasta gestión de la pandemia.
Además, el presidente castellanomanchego se quejó de las restricciones impuestas en Madrid como si de competencia suya se tratase. A Emiliano le pareció “obsceno” que como presidente haya tenido que firmar “decretos exigiendo responsabilidad y decisiones duras para la gente, que ha tenido que echar el cierre”, mientras en algunas regiones, aludiendo a Madrid, “van presumiendo con no se qué recortes”.