La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ha alertado de los riesgos que cree que implican la polarización y el populismo, la huida de la institucionalidad y de los consensos fundamentales y ha llamado a sus homólogos a trabajar por evitarlos y superarlos poniendo en valor los acuerdos y retos comunes de cada sociedad.
Así lo ha señalado este martes durante su intervención en la 5ª Conferencia Mundial de Presidentes y Presidentas de Parlamento, organizada por la Unión Interparlamentaria (UIP) y el Parlamento de Austria, en cooperación con las Naciones Unidas, que reúne en Viena a más de 110 presidentes de parlamentos de todo el mundo con el objetivo de reforzar la dimensión parlamentaria de la gobernanza mundial.
Batet ha señalado que la crisis del Covid ha planteado algunas cuestiones fundamentales para los sistemas democráticos en tanto que en buena parte de los países se ha tenido que recurrir a las previsiones constitucionales de carácter excepcional, vinculadas con estados de crisis o con medidas que inciden o limitan excepcionalmente derechos fundamentales.
En este sentido, la presidenta de la Cámaara Baja ha constatado que esta crisis sanitaria ha puesto de manifiesto «la vigencia de las constituciones, la utilidad de sus previsiones y su resiliencia ante las dificultades, por inesperadas que éstas sean».
LA CRISIS, UN ARGUMENTO MÁS PARA «EROSIONAR» AL GOBIERNO
Batet ha subrayado que la pandemia ha evidenciado alguno de los retos fundamentales a los que el parlamentarismo y la democracia se enfrentan en los últimos tiempos para elogiar que en algunos países las diversas fuerzas políticas han sido capaces de alcanzar grandes acuerdos ante un desafío común y enorme, y para cuestionar que en otros se haya impuesto «la dinámica de polarización y enfrentamiento». «La crisis se ha convertido en un argumento más de erosión gubernamental cuando no de deslegitimación institucional», ha lamentado.
Batet se ha referido en su intervención también a las dificultades que han comportado para el trabajo parlamentario las restricciones derivadas de la pandemia y cómo las nuevas tecnologías han posibilitado formas de funcionamiento novedosas que han permitido mantener la actividad de los parlamentos.
«Los parlamentos y sus órganos de gobierno, conscientes de lo que representamos, nos hemos esforzado en adaptar su funcionamiento a las necesidades sanitarias, con una finalidad fundamental: mantener las funciones esenciales de legislación, control del ejecutivo y deliberación política plural de las cámaras», ha señalado.
Así, ha explicado a sus homólogos que en el Congreso se ha restringido la presencialidad en los Plenos, se ha adoptado la obligatoriedad del uso de mascarilla y se ha generalizado el voto telemático. Cambios que, a su juicio, han supuesto «pérdidas y sacrificios relevantes en los valores propios del parlamentarismo y, especialmente, en su dinámica de impulso del diálogo vivo y del logro del consenso», y que «sólo son aceptables» si se adoptan «con el máximo consenso, proporcionalidad y con carácter temporal».
LA NORMALIDAD DEL DIÁLOGO PRESENCIAL
Para Batet, «las nuevas tecnologías pueden permitir algunos cambios permanentes en los procedimientos parlamentarios, pero en lo fundamental creo que necesitamos volver a la normalidad del diálogo presencial. Porque, sin duda, el parlamentarismo es presencialidad», ha dicho.
Recientemente, la presidenta del Congreso decidió encargar a los servicios de la Cámara un informe, que previsiblemente se verá en la reunión de la Mesa de este miércoles, para analizar las medidas impuestas en su día frente a la pandemia ocasionada por COVID-19 y evaluar las posibilidades de retomar la plena normalidad de la actividad parlamentaria en cuanto a aforos.
Por acuerdo entre los grupos parlamentarios, el Congreso viene trabajando actualmente con un aforo del 50% en el hemiciclo y en las demás instalaciones de la Cámara, lo que implica que cada grupo sólo ocupa la mitad de sus escaños y se ha generalizado la votación telemática.