miércoles, 11 diciembre 2024

Sánchez mantiene el primer encuentro con un miembro del Gobierno marroquí desde el estallido de la crisis

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha mantenido con el ministro de Exteriores marroquí, Nasser Burita, el que es el primer contacto en persona con el Ejecutivo del país vecino desde que estalló la crisis diplomática en abril pasado. Sánchez ha confirmado este viernes que la víspera mantuvo una «conversación» con Burita, quien al igual que él ha asistido a la cumbre entre la Unión Europea y la Unión Africana en Bruselas.

Según ha explicado en rueda de prensa, «ambos constatamos la necesidad de avanzar en esa relación estratégica entre España y Marruecos» que ya fue señalada por el rey Mohamed VI el pasado mes de agosto. «Para España es un socio estratégico Marruecos y queremos profundizar las relaciones» en el plano bilateral y como miembros de la UE y la UA, ha añadido.

Sánchez también ha indicado que ha hablado con el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, quien ha participado igualmente en la cumbre, sin dar más detalles. Tanto Marruecos como la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) son miembros de la UA. En el caso de Rabat, se reincorporó a este organismo en 2017 después de haber abandonado en 1984 lo que entonces era la Organización para la Unidad Africana (OUA) por la entrada de la RASD.

Esta ha sido la primera ocasión en la que Sánchez ha coincidido con Ghali, detonante de la crisis diplomática aún abierta con Marruecos por su acogida en España por motivos humanitarios, así como con Bourita. Inicialmente, fuentes gubernamentales habían señalado que sería el primer ministro, Aziz Ajanuch, el encargado de acudir a la cumbre.

Sánchez rompió con la tradición de elegir Marruecos como el primer destino de un viaje internacional tras su llegada a la Moncloa y hasta la fecha no se ha desplazado al país vecino. La cumbre bilateral prevista para diciembre de 2020 fue aplazada por la pandemia y aún sigue sin fecha.

La acogida de Ghali por razones humanitarias para que fuera tratado contra la COVID-19 en un hospital de Logroño en abril pasado desató una grave crisis con Marruecos, molesto por el hecho de que no se le hubiera avisado de antemano como corresponde con un país socio y amigo. Rabat procedió a continuación a facilitar la entrada masiva de inmigrantes en Ceuta el 17 y 18 de mayo y a llamar a consultas a su embajadora en Madrid, la cual aún no ha regresado.

La salida de Arancha González Laya, a la que Marruecos responsabiliza en gran medida de la crisis, del Ministerio de Asuntos Exteriores en julio y la llegada de José Manuel Albares trajo consigo nuevos esfuerzos para dar por superada la crisis, que Rabat reconoció que tenía como telón de fondo la negativa de España a reconocer como marroquí el Sáhara Occidental.

En estos meses, Albares ha hablado en varias ocasiones con su homólogo marroquí pero aún no han concretado un encuentro bilateral cara a cara. El ministro de Exteriores insiste en que la relación con el reino vecino es fluida y que ambos gobiernos están trabajando en pro de una «relación del siglo XXI», en línea con el deseo manifestado por Mohamed VI el pasado agosto y por Felipe VI posteriormente este enero.

Este mismo martes, el jefe de la diplomacia defendió que «tras una crisis muy profunda con Marruecos estamos construyendo una relación del siglo XXI». «Construir una relación sólida, tan rica y tan compleja, en el mejor sentido de la palabra», como la que hay con Marruecos, «requiere un tiempo y una tranquilidad que no son los tiempos mediáticos y de Twitter», ha incidido.

«Lo importante es el resultado final y que sea un resultado sólido y que evite futuras crisis», ha defendido el ministro, en línea con su mensaje de que superar el actual desencuentro con Marruecos aún llevará cierto tiempo.