A Yolanda Díaz no le importa la inflación y sigue pidiendo dinero para su proyecto de Sumar

Mientras las estructuras del Gobierno se tambalean por los encontronazos entre las distintas corrientes de la izquierda y el independentismo que presionan, según sus propios intereses, la vicepresidenta y ministra del Trabajo, Yolanda Díaz, no se quiere distraer y tiene su propio norte un poco más claro: ella quiere sumar, pero en este momento le interesa sumar dinero para sacar adelante su proyecto político.

Con una inflación de 10,2% y los precios de los servicios básicos por las nubes, a Díaz no se le ha ocurrido una mejor idea que pedirle dinero a los españoles. Desde la semana pasada, antes del lanzamiento de su nueva plataforma política comenzó a saturar las redes y los correos electrónicos de las personas con mensajes que los «invita» a hacer aportes a su organización, una y otra vez, sin tomar en consideración que al promedio de los españoles le cuesta cada día más llegar a fin de mes, y que el panorama político del país no se vislumbra mucho mejor, a pesar de que el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez es optimista y vaticina que el año cerrará con el IPC apenas por encima del 6%.

Desde la página web hasta cadenas de email marketing, la líder de Sumar no para de enviar mensajes, con el argumento de que para no depender de nadie es necesario que quienes se afilien a su proyecto, pasen por caja primero, para «donar» recursos que les permitan ser «independientes», una solución un poco fuera de lugar, justo en este momento en que la economía española enfrenta su peor escenario, desde la crisis del 2007, y sin embargo, ni siquiera en esa época los índices inflacionarios llegaron a lo que hay hoy en día.

Según Díaz, en la presentación que hizo el viernes en la Plaza de Matadero, Sumar se trata de un proyecto ciudadano. En ese evento la vicepresidenta aseguró que Sumar no iba de partidos políticos sino de «inteligencias colectivas», lo que a la larga le puede jugar en contra, porque la funcionaria como que no tiene claro que la democracia se sostiene a partir de las organizaciones políticas, pero eso sí, bien que se ha pasado de inteligente la vicepresidenta para afilar la hojilla y meterle la mano en el bolsillo a todos aquellos que están buscando una supuesta alternativa donde Díaz pretende hacerse de la simpatía de las izquierdas que están descontentas con el panorama político actual, porque el trabajo ya está casi hecho; no se trata de convencer a un grupo de convencidos, sino más bien de contentar a quienes pueden llegar a convertirse en disidentes.

Los interesados en hacer aportaciones al proyecto político de Díaz solo pueden hacerlo mediante el uso de tarjetas de crédito o débito, o mediante el uso de la plataforma de Stripe, lo cual le permite recibir recursos en más de 135 monedas, desde cualquier lugar del mundo.

El formulario para las donaciones ofrece la opción de colaborar con dinero, de manera puntual o periódica, que va desde un aporte mensual, trimestral, semestral o anual, con montos que van desde los 5 euros y hasta los 100 euros o más.

Para Yolanda Díaz, lo que importa en este momento atraer a las ovejas descarriadas y con las piedras en las manos salió a decir que el problema de la inflación no se debe a los salarios de los españoles, sino a los beneficios empresariales, por lo que plantea que los salarios deben seguir subiendo, según expresó en una entrevista concedida a RTVE la mañana de este martes.

La vicepresidenta va surfeando la ola tratando de no levantar mucho polvo, pero sabe muy bien que, en este momento, tiene la cara más amable de la izquierda española y pretende capitalizar eso para sacar adelante su proyecto político, pero no sin antes intentar obtener los recursos de quienes están dispuestos a apoyarle, al precio que sea necesario. Eso sí es saber sacar rédito de la crisis y aprovechar la oportunidad.

Yolanda Díaz tiene claro que no puede volver a repetir los errores que cometió el ex líder de Podemos, Pablo Iglesias, que inicialmente sonó atractivo para un grupo de españoles, pero que su radicalización les ha costado la desaparición; ya les ha quedado claro que ese mensaje no es lo que a los españoles les suena mejor ni en los oídos ni en los bolsillos.

Las intenciones de esta nueva iniciativa política son muy claras, pero en este momento el reto más grande para la vicepresidenta de Gobierno es que a la larga se le «sumen» hasta esos descontentos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y que el partido la arrope, aunque ella nada quiera tener que ver con ninguna tolda en específico y para ello tendrá que mantener la simpatía del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, que aunque ya no tiene interés de permanecer en La Moncloa, sabe muy bien que cualquier paso en falso pondrá en peligro la permanencia de las izquierdas en el poder.