La vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz ha generado un pequeño terremoto político que todavía quienes la rodean no se atreven a calificarlo de «intencionado». La número tres de Sumar es la activista saharaui Tesh Sidi. En un momento en el que el Gobierno tomó la decisión unilateral de mejorar las relaciones con Marruecos reconociendo su soberanía sobre el Sáhara Occidental, ya hay quien en el Centro Nacional de Inteligencia se prepara para interceptar los intentos de la Inteligencia marroquí de obtener información sobre quien será a todas luces diputada española, siempre y cuando las encuestas se conviertan en una realidad política. Al mismo tiempo, el número dos de Sumar, el diplomático y embajador de España ante la ONU, Agustín Santos Maraver, se ha dejado ver como un alguien favorable a las tesis del Frente Polisario.
El CNI sabe que ya hay movimiento, pero que se ha intensificado por parte de los servicio secretos marroquíes desde el mismo momento en el que Tesh Sidi se ha apuntalado como la número tres de Sumar. Será diputada casi con toda seguridad después de las elecciones generales y esto es algo que no gusta en Marruecos. Ya la presencia de Podemos complicó la relación entre el Gobierno y el país africano. Pero que una activista saharaui pueda llegar incluso a ser ministra vía un Ejecutivo de coalición, algo que no descartan en Sumar si consiguen los objetivos, ha dejado al CNI con cierto grado de preocupación sobre los pasos que dará la Inteligencia de Marruecos desde el mismo momento en el que se Sidi se convierta en parlamentaria, aunque las mismas fuentes aseguran que la activista ya está en el punto de mira de los servicios secretos marroquíes.
Las injerencias de la Inteligencia marroquí en España se ha dejado ver esta legislatura. También las dudas sobre Pegasus, el software espía que infectó los teléfonos móviles del presidente y de algunos ministros, y las certezas sobre cómo el país vecino ha tenido influencia sobre el líder socialista, quien reconoció por carta y sin debatirlo en el Congreso ante el rey de Marruecos, Mohammed VI, que el país africano tenía soberanía sobre el Sáhara Occidental. La llegada de Tesh Sidi augura complicaciones en caso de que se forme un Gobierno de coalición. Nadie duda sobre que el nuevo elenco electoral puede traer choques diplomáticos con Maruecos dado que Yolanda Díaz ha dejado entrever toda una declaración de intenciones al colocar de número tres a alguien como Tesh Sidi.
El CNI está preparado, al igual que ya lo estuvo en su momento cuando se filtró que había varios teléfonos móviles de miembros del Gobierno infectados por un software espía israelí. Este choque entre Marruecos y España, que parecía haber rebajado la escalada, amenaza con volver al punto de salida con la llegada de Tesh Sidi, quien casi seguro que será diputada y quien está considerada como un auténtico riesgo para el país africano. Se pondrá encima de la mesa la idea de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental y se complicarán las relaciones bilaterales que se pusieron en marcha desde que Pedro Sánchez mandó esa famosa carta a Mohammed VI.
El CNI tiene tan fiscalizada a Tesh Sidi como la Inteligencia marroquí. Es un activo importante porque sobre ella pesa la mirada de los servicios secretos de Marruecos desde hace mucho tiempo. El Centro Nacional de Inteligencia lo sabe y también es consciente de que su llegada al Congreso (y más si es de la mano de un Gobierno de coalición) caldeará los ánimos considerablemente en Marruecos y hará que se convierta en todo un activo más que interesante desde ambos puntos de vista. El CNI ya está preparado. Y Marruecos lleva mucho tiempo listo para controlar los movimientos de Tesh Sidi.