Los acercamientos de Feijoo a Pedro Sánchez desatan revuelo en el ala dura del PP

Las críticas se siguen escuchando tiempo después de las elecciones. Tanto es así, que ya cualquier movimiento de la cúpula de Génova es vigilado con lupa. Alberto Núñez Feijoo no consigue los apoyos suficientes para ser investido presidente. Pero esto era de esperar. Lo que no lo era fue el hecho de que Feijoo pidiera al líder socialista, Pedro Sánchez, que se reuniera con él para estudiar la posibilidad de que el PSOE votara a la lista más votada. El socialista ha rechazado la reunión, pero Feijoo ahora paga las consecuencias de la mano del ala dura del PP, quienes no ven razonable que el PP haya intentado reunirse con el PSOE para intentar sacar adelante lo que ya comentan como una «investidura fallida».

En Génova dan por sentado que Alberto Núñez Feijoo no conseguirá ser investido presidente del Gobierno. Lo que no acaban de comprender desde el ala dura del partido es que el líder popular mantenga los pasos y la hoja de ruta para ver si consigue rascar algo. El PNV fue el primero en rechazar de plano a un Feijoo que ya contaba con el apoyo ciego de Vox. Y ahora ha sido el PSOE quien se ha negado a que Pedro Sánchez se reuniera con Alberto Núñez Feijoo a puerta cerrada para tratar el tema de un apoyo de los socialistas a la lista más votada. Como el propio Feijoo se esperaba, Moncloa se ha negado a recibir al líder de la oposición. Pero en el ala dura del PP miran de reojo un «teatro» que no acaban de comprender del todo.

En Génova se oyen las críticas cada vez con más fuerza. Es cierto que el sentir general está preparado para unas «prontas» elecciones pese a que fuentes del PSOE insisten justo en lo contrario. «Pedro Sánchez será investido presidente», detallan a MONCLOA.com fuentes de Ferraz. Pero entretanto se siguen escuchando el ruido de sables en el PP ante la posibilidad de que haya un cambio de candidato. El que Feijoo siga los pasos institucionales (aunque a sabiendas de que no irán a ningún lado) para ver si consigue ser investido presidente del Gobierno empieza a irritar a un ala dura que entiende que debe ser Isabel Díaz Ayuso la que dé un paso hacia adelante.

El Partido Popular no gobernará. Al menos esta es una realidad que ya tienen asumida todos. Sin embargo, lo cierto es que los pasos de Feijoo y la falta de ideas del equipo del presidente empieza a generar más problemas de los esperados. Fuentes de Génova insisten en que es necesario que se depuren responsabilidades por el resultado o que al menos se cambie de estrategia a seguir tras las elecciones generales. La sensación de que la directiva del PP se ha quedado sin ideas y no hace más que «seguir el carril» se extiende y aviva los ruidos de sables que tanto se escuchan en la séptima planta después de que Feijoo no consiguiera sumar la mayoría suficiente pese a haber ganado las elecciones.

COMO MUCHO, DOS AÑOS DE LEGISLATURA

Son muchas las voces que empujan la idea de una candidatura de Isabel Díaz Ayuso para poner punto y final a esta división tan marcad de la derecha en el marco político. Ya el resultado insuficiente de Alberto Núñez Feijoo ha puesto la idea encima de la mesa, pero lo cierto es que desde el PP de Madrid empujan, y con fuerza, un vuelco en la presidencia del partido para que sea la «dama roja», como la llaman entre bambalinas en Sol, la que se haga con el control de una formación completamente condicionada por la presencia de Vox. Los pronósticos internos del PP son sencillos: o Pedro Sánchez alarga la agonía de una legislatura fallida por dos años más o hay elecciones en invierno. Y la idea de que Feijoo no vaya a mejorar los resultados electorales es más que suficiente como para poner otro nombre encima de la mesa: el de Isabel Díaz Ayuso.

Los gurús del PP, también los de Feijoo, están convencidos de que aunque Pedro Sánchez consiga la investidura no logrará mantenerse en el poder por más de dos años. Podrá prorrogar los Presupuestos Generales del Estado, pero no eternamente, algo que condicionará la pervivencia de Sánchez en la Moncloa. Los ánimos en el PP no están del todo decaídos porque están convencidos de que más pronto que tarde tendrán una segunda oportunidad para derrocar los que denominan despectivamente como el «sanchismo». El problema es que quieren más, quieren acabar con Vox y quieren conseguir una mayoría suficiente como para que puedan gobernar. Y para ello, la idea de poner otro nombre encima de la mesa empieza a coger fuerza. Al menos en un PP de Madrid que quieren a su presidenta en la Moncloa.