Yolanda Díaz y su viaje fugar a Bruselas para entrevistarse con Carles Puigdemont ha provocado una fuerte división en el Gobierno. Por un lado, en la parte socialista del Gobierno se ha recriminado la reunión al avisar con apenas unas horas de antelación a Pedro Sánchez; y por otro lado, se ha escogido el día de la presentación de los datos de paro correspondientes a agosto, con una sangría de más de 303.000 despidos en el último día, para reunirse con los independentistas.
El encuentro entre la ministra de Trabajo y el líder de Junts ha tenido lugar en Bruselas, sin casi un previo aviso al presidente del Gobierno. Según las fuentes consultadas por MONCLOA, Díaz informó de su cita con Puigdemont el mismo domingo por la noche, sin tiempo de reacción y en pleno aviso rojo por las tormentas en el sur de Cataluña, Toledo y Madrid, que han dejado varios muertos y un gran daño en cosechas, inmuebles y vehículos, así como incomunicados a varios municipios.
La reunión ha destapado un nuevo enfrentamiento en el seno del Ejecutivo. La parte socialista, con Pedro Sánchez a la cabeza, se ha desmarcado por completo del movimiento de la vicepresidenta tercera del Ejecutivo con su reunión con Puigdemont con el fin de iniciar una negociación y arrancar el sí de Junts en la investidura. El ala sanchista se ha desentendido por completo con un argumento muy poco sólido al señalar que Díaz sólo representa a Sumar, a pesar del cargo que ostenta.
LA DIVISIÓN DEL GOBIERNO POR YOLANDA DÍAZ
Asimismo, el ala del Gobierno del puño y la rosa afirma que no hay movimientos acordados con Sumar en ningún sentido y que nada de esta reunión tiene que ver con el PSOE. En este sentido, diferencian claramente entre el Gobierno y la líder de Sumar, como si el cargo fuera una chaqueta que puedes cambiarte según el horario.
Así se ha mostrado el ministro de Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, quien continúa defendiendo el relato de continuar con la falsa convivencia en Cataluña -los constitucionalistas prosiguen silenciados-, mientras que defiende ahora la Constitución mientras se trata de alcanzar un acuerdo con los irredentos de Puigdemont. Yolanda Díaz «actúa como dirigente de Sumar», asegura el titular de Interior, como si en el momento de la reunión no ostentara cargo alguno en el Ejecutivo.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha afirmado que se alcanzará un acuerdo para su investidura que «deje atrás definitivamente» el procés. En este sentido y la única vía posible es la de una amnistía que beneficie también a Carles Puigdemont, un melón que en el seno del PSOE no quieren oír ni hablar por la sangría de votos que se produciría fuera de Cataluña, como se ha comprobado en las pasadas elecciones generales y autonómicas de julio y mayo, respectivamente.
PEDRO SÁNCHEZ INSISTE EN PASAR PÁGINA Y NINGUNEAR AL PP
Para Sánchez, «hay que pasar página» y dar paso a la «política», dando de lado así a la movilización de más de 6.000 agentes en 2017 y el asedio que sufrieron los agentes y los catalanes constitucionalistas durante las algaradas de octubre de 2019. Asimismo, ha defendido los pactos con ERC durante la pasada legislatura, mientras se aisló a Junts de forma deliberada, una afrenta que los independentistas catalanes se cobrarán con un plato frío, como el de este lunes.
EMILIANO GARCÍA-PAGE Y SINDICATOS POLICIALES tratan de frenar los pies al Gobierno
No obstante, la división no sólo se ha producido en el seno del Ejecutivo, sino también dentro del PSOE. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y sindicatos policiales se han opuesto con contundencia a cualquier pacto por la amnistía.
EL PSC SE NIEGA A INFORMAR SOBRE SUS CONVERSACIONES CON JUNTS
Desde el PSC, por su parte, insisten en separar a Yolanda Díaz del Ejecutivo. «Es una iniciativa de Sumar y no compromete para nada al PSC ni a los socialistas», ha asegurado la portavoz del PSC, Èlia Tortolero. Los socialistas catalanes, no obstante, mantienen su perfil bajo en cuanto a la negociación con Junts, que se realiza bajo secreto de sumario, sin luz ni taquígrafos.
«Hay que ser muy discretos con las negociaciones», zanja la portavoz de los socialistas liderados por Salvador Illa. El plan de Sánchez es iniciar las negociaciones una vez pase el posible fiasco en la votación de investidura de Alberto Núñez Feijóo, es decir, a partir del 28 de septiembre.
Puigdemont, por su parte, ha exigido negociar con los primeros espadas de cada formación. Desde la parte socialista señalan que sólo las formaciones pueden elegir a sus interlocutores. Será Junts quien decida así si se sienta a dialogar y negociar con el PSOE con esta premisa.