En una votación reñida, Yaël Braun-Pivet, del campo macronista, fue reelegida como presidenta de la Cámara con 220 votos, superando al comunista André Chassaigne, que obtuvo 207 votos, y a Sébastian Chenu de Reagrupamiento Nacional con 141 votos.
La elección requirió tres rondas y siete horas de votación, ya que en las dos primeras vueltas ningún candidato alcanzó la mayoría absoluta de 289 votos necesaria.
En la tercera ronda, donde solo se requería una mayoría relativa, Yaël Braun se impuso. Esta victoria inicial es significativa para el bloque centroderecha de Emmanuel Macron, que se posiciona como el segundo grupo político más fuerte en la Asamblea, detrás de la izquierda, mostrando su capacidad de obtener apoyos parlamentarios.
En su discurso tras ser reelegida, Yaël Braun reconoció las tensiones recientes y la responsabilidad que conlleva un país fracturado. “Esta Asamblea es la más representada y la más dividida que ha tenido el país. Debemos entendernos y ser capaces de buscar compromisos y de dialogar y avanzar”, afirmó.

Parlamento dividido
La sesión inaugural de la XVII legislatura en Francia, convocada anticipadamente por Macron, destaca por un Parlamento dividido en tres bloques: la izquierda, el centroderecha macronista y la extrema derecha de Marine Le Pen. Ninguno de estos bloques posee una mayoría suficiente para gobernar de manera efectiva.
El Ejecutivo saliente permanece en funciones, con Gabriel Attal y su equipo gestionando los asuntos cotidianos hasta que se pueda formar un nuevo gobierno. Sin embargo, no podrán presentar nuevas leyes, lo que genera incertidumbre en vísperas de los Juegos Olímpicos en París.
La elección de Yaël Braun fue crucial para determinar cuál de los tres bloques tiene mayor capacidad de influencia en la Asamblea. A pesar de que el candidato de la izquierda obtuvo más votos en la primera vuelta, Braun-Pivet logró ganar apoyos de los grupos centristas, especialmente de Los Republicanos, asegurando su reelección.

Durante la votación, una escena reveló la profunda división en la Asamblea. Los diputados desfilaron individualmente para depositar su papeleta en una urna custodiada por el diputado más joven, de Reagrupamiento Nacional. Mientras la mayoría de los parlamentarios le daban la mano, algunos de la izquierda se la negaron.
Además, en un hecho inusual, los diputados se sentaron por orden alfabético en lugar de por grupo político, lo que obligó a una mezcla inesperada. Un diputado de La Francia Insumisa, ubicado junto a Marine Le Pen, comentó irónicamente sobre su incomodidad.
Yaël Braun asume cargo
La izquierda, agrupada bajo el Nuevo Frente Popular, con 182 diputados, aspira a gobernar pero enfrenta dificultades internas para unificar un candidato de consenso. Por su parte, Macron y su bloque centroderecha, con 168 escaños, buscan formar una coalición con fuerzas centristas, excluyendo tanto a la extrema derecha de Le Pen como a La Francia Insumisa.

Esta compleja dinámica política deja a Francia en una situación incierta mientras se enfrenta a desafíos significativos tanto a nivel interno como internacional.