Esta es la profesión en España con un 98% de empleabilidad y sin apenas paro que muy pocos jóvenes quieren estudiar: «Ganan 3.000€ al mes»

El estigma de la FP frente a la universidad como principal barrera para cubrir miles de vacantes. La alta tecnología y especialización definen estos trabajos, lejos de la imagen anticuada que pervive.

Existe una profesión en España que roza el pleno empleo, ofrece salarios que superan con creces la media y, sin embargo, vive en la sombra del desinterés juvenil. Es la gran paradoja de nuestro mercado laboral, donde esta vía profesional garantiza un contrato casi al terminar la formación, pero las aulas de Formación Profesional donde se imparte siguen medio vacías. ¿Qué está pasando para que una salida laboral tan clara y lucrativa sea invisible para tantos?

El drama es palpable en las empresas, que buscan con lupa perfiles que simplemente no existen. Hablamos de una carrera técnica que es la columna vertebral de nuestra industria, pero las empresas del sector industrial luchan por encontrar candidatos cualificados para puestos que son cruciales para su crecimiento. Mientras miles de universitarios engrosan las listas del paro, aquí hay una oportunidad de oro que, por alguna extraña razón, nadie parece querer coger al vuelo.

EL GRAN CONTRASENTIDO: TRABAJO SEGURO SIN CANDIDATOS

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Las cifras hablan por sí solas y dibujan un escenario casi de ciencia ficción en un país con nuestra tasa de paro. Este oficio cualificado presenta una tasa de inserción laboral que supera el 98% en el primer año tras titularse, algo impensable en otras áreas, donde la Formación Profesional especializada es la llave a un futuro estable y bien remunerado desde el primer día. El problema no es la falta de oferta, sino la alarmante escasez de demanda.

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Esta situación ha llevado a una auténtica guerra por el talento entre las compañías del sector industrial y energético. Lo que antes era un empleo especializado más, ahora es un tesoro por el que se paga muy caro, pues los headhunters buscan perfiles como soldadores o fresadores con sueldos de directivo. Las empresas no solo ofrecen dinero, sino formación continua, estabilidad y proyectos de vanguardia para atraer a los pocos profesionales disponibles.

¿POR QUÉ NADIE QUIERE SER EL PROFESIONAL DEL FUTURO?

El estigma social y la presión por ir a la universidad explican por qué esta profesión no atrae a las nuevas generaciones. Fuente: Freepik
El estigma social y la presión por ir a la universidad explican por qué esta profesión no atrae a las nuevas generaciones. Fuente: Freepik

Durante décadas, se ha instalado en el imaginario colectivo la idea de que el éxito pasa obligatoriamente por un título universitario. Este prejuicio ha hecho un daño tremendo a la percepción de estos oficios, ya que muchos padres todavía prefieren una carrera universitaria para sus hijos aunque tenga menos salidas. Se sigue asociando el trabajo manual con un menor estatus, ignorando la altísima cualificación y tecnología que requiere hoy en día este puesto de trabajo.

A este factor cultural se suma un profundo desconocimiento de la realidad. ¿Sabe un joven de 17 años lo que hace realmente un fresador CNC o un instalador de alta tensión? La respuesta es no, porque el desconocimiento sobre las condiciones reales de estos oficios es el principal obstáculo para despertar una vocación técnica. Falta orientación en los institutos que muestre estas alternativas como lo que son: una apuesta segura por un futuro brillante.

MÁS ALLÁ DEL TÓPICO: TECNOLOGÍA PUNTA Y ALTA PRECISIÓN

Lejos de ser un trabajo sucio o anticuado, esta profesión implica el manejo de tecnología avanzada y una gran especialización. Fuente: Freepik
Lejos de ser un trabajo sucio o anticuado, esta profesión implica el manejo de tecnología avanzada y una gran especialización. Fuente: Freepik

Quien piense en un taller lleno de grasa y ruido se equivoca de siglo. El entorno de trabajo de esta especialización industrial se parece más a un laboratorio que a una fábrica de antaño. Hablamos de entornos limpios, digitalizados y seguros, donde un fresador CNC actual opera maquinaria valorada en cientos de miles de euros. La precisión, la programación y el conocimiento técnico son mucho más importantes que la fuerza física.

Este perfil demandado exige una mente despierta y una formación constante para adaptarse a las nuevas tecnologías. No es un trabajo monótono, sino un reto intelectual diario. Pensemos en los instaladores que trabajan con redes eléctricas inteligentes; la responsabilidad de un instalador de alta tensión es enorme y requiere una formación continua. Son trabajos que combinan la destreza manual con una sólida base tecnológica.

HABLEMOS DE DINERO: EL SUELDO QUE CALLA PREJUICIOS

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El atractivo económico es innegable, convirtiendo esta profesión en una de las más rentables sin necesidad de un título universitario. Fuente: Freepik

El salario es, sin duda, el argumento definitivo que desmonta cualquier prejuicio. Un profesional recién titulado en este sector profesional puede empezar con un sueldo que ronda los 25.000 euros brutos anuales, una cifra inalcanzable para muchos graduados universitarios. Con pocos años de experiencia, esta profesión permite escalar rápidamente, ya que un soldador homologado para estructuras submarinas puede superar los 50.000 euros anuales.

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Pero no es solo el sueldo base. La escasez de candidatos ha provocado que las condiciones laborales de esta profesión sean excepcionales para fidelizar el talento. Las pagas extra, los bonus por objetivos, los seguros privados y la flexibilidad son cada vez más comunes, pues las empresas ofrecen bonus y formación constante para retener a estos escasos talentos. Es la ley de la oferta y la demanda en su máxima expresión aplicada a un trabajo manual cualificado.

UNA APUESTA DE FUTURO QUE NECESITAMOS HOY

La reindustrialización de España depende directamente de encontrar talento para esta profesión olvidada. Fuente: Freepik
La reindustrialización de España depende directamente de encontrar talento para esta profesión olvidada. Fuente: Freepik

La necesidad de estos perfiles no es un capricho, sino una emergencia estratégica para el país. La apuesta por la reindustrialización, la transición energética y la soberanía industrial europea dependen de tener manos expertas que las ejecuten. Esta carrera industrial es fundamental, porque sin estos especialistas la transición energética o la construcción de nuevas infraestructuras son inviables. No podemos diseñar aerogeneradores si nadie sabe cómo soldarlos e instalarlos.

Quizás ha llegado el momento de replantearnos qué entendemos por éxito y prestigio. La verdadera revolución pendiente es la de la Formación Profesional, de dignificar una profesión que es el motor silencioso de nuestra economía. Esta salida profesional no es el plan B, sino la opción más inteligente para muchos jóvenes, porque la verdadera revolución laboral podría estar en volver a valorar el saber hacer con las manos. Un futuro prometedor les espera si se atreven a mirar donde otros no lo hacen.

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