Seis meses para la Ășltima bala de Olona antes de desaparecer

Han pasado ya semanas desde el sonado portazo de la que fuera candidata de Vox al Parlamento andaluz. Macarena Olona, brillante abogada del estado puso pie en pared ante el insoportable clima que inspiraba Ortega Smith como Secretario General de Vox. RenunciĂł a su militancia y algo de razĂłn llevarĂ­a porque al poco tiempo Santiago Abascal abandonĂł el inmovilismo al que nos tiene acostumbrado y ofreciĂł la cabeza de su nĂșmero dos, Ortega Smith y le sustituyĂł por el portavoz catalĂĄn de la marca verde.

Olana que disfrutĂł de las mieles de la atenciĂłn pĂșblica no quiso regresar a su plaza de funcionaria y comenzĂł un ciclo de conferencias y viajes que le mantuvieron en el candelero por un tiempo. Sin embargo, como todo en la vida, si a un fuego no le echas leña acaba extinguiĂ©ndose. Y eso es lo que le estĂĄ pasando a Macarena.

Nadie sin un cargo pĂșblico, sin un atril al que recurrir y sin un partido que te arrope es capaz de mantener la atenciĂłn del foco pĂșblico indefinidamente. Ni el extinto vicepresidente morado ha sido capaz de seguir copando portadas mĂĄs allĂĄ de chistosos tuits de matĂłn de segunda que Ășltimamente dedica a su antigua camarada Yolanda DĂ­az.

Los polĂ­ticos dimisionarios siempre tienen algo que les impide dimitir del todo. Las mieles del poder y de la fama arraigan dentro de ellos y aunque se afanan en aparentar ajenos a toda batalla polĂ­tica, nunca desaparecen. Todos viven del recuerdo de cuando fueron alguien y sus palabras eran incontestadas. Cuando sus malos chistes eran reĂ­dos por todos al unĂ­sono y cuando sus caprichos eran satisfechos al minuto por cualquier abnegado asesor.

Olona es cada vez mås Macarena. El anonimato le acecha poniendo en peligro su asociación incipiente, o partido o lo que sea. Quien le haya aconsejado quizås de ideología sepa, no lo dudo, pero de tiempos escasea. Pretender llegar viva, con interés mediåtico y copando titulares hasta las elecciones generales es cuanto menos misión imposible. Y en Vox lo saben. Por eso han mandado callar a todos sus dirigentes. Cada vez que les preguntan por Olona contestan que le desean lo mejor a Macarena. Y el resto el tiempo se encargarå solo.

Por eso a nuestra aguerrida exdiputada solo le queda una bala, y es dentro de seis meses. El destino tiene bonitas coincidencias. El que fuera su némesis en el partido, Ortega Smith, es el cabeza de lista de Vox al Ayuntamiento de Madrid. Es su oportunidad para desafiarle, para volver a ilusionar al votante de Vox que no entiende que ha hecho su partido en el Ayuntamiento de Madrid. El votante de Vox, pasional en sus principios, tendría fåcil elegir entre la vehemencia y el fervor de las intervenciones de Macarena Olona y la lejanía, impostura y frío estilo añorante de viejos tiempos de Ortega Smith. Para seguir viva hay que arriesgar. A seis meses llegarå con vida y posibilidades, dentro de un año, ¿quién es Macarena?