Los equilibrios imposibles de Juan Carlos Monedero para justificar el autogolpe de Pedro Castillo en Perú

Cuando se trata de defender lo indefendible, a los políticos de la izquierda española se les da muy bien la tarea de pretender justificar situaciones que son, a todas luces, inadmisibles, dentro de los gobiernos democráticos, tal como ha pretendido hacer Juan Carlos Monedero con el autogolpe de Estado que protagonizó el ahora expresidente de Perú, Pedro Castillo, quien el pasado miércoles pretendió disolver el Congreso para gobernar por decreto, ante la posibilidad de que fuera aprobada una moción que lo sacaría del poder.

Según el «líder» de Unidas Podemos, para que se cumpliera la premisa de calificar la acción de Castillo como un golpe de Estado, sería necesario que hubiesen fusilados, detenidos, desaparecidos y hasta enterrados en cunetas y le añade más leña al fuego, al señalar que la responsabilidad había sido del parlamento peruano, que nunca lo aceptó y que lo llevó «a cometer la estupidez de decretar su disolución», según dejó muy claro en su cuenta de twitter.

Para nadie en España es un secreto que Juan Carlos Monedero está feliz de que todos los países de América Latina estén en manos de gobiernos de izquierda y que el político de la tolda morada ve en esos territorios los espacios más apetecibles para vender sus discursos de izquierda y mercadearse como en estratega, tal como lo hizo durante muchos años en Venezuela, junto a Pablo Iglesias, donde se instaló en la era de Hugo Chávez, como asesor político y ahora es investigado por la justicia española por supuestamente haber recibido fondos irregulares provenientes del chavismo.

Los comentarios de Monedero en relación con la crisis política de Perú centran la situación en el hecho de el exmandatario peruano tenía en contra a sus ministros, el Parlamento, las Fuerzas Armadas, la Iglesia y casi a todos los partidos políticos, y no en un aspecto tan importante como fue el intento de Castillo por reeditar lo que en su época hizo el expresidente Alberto Fujimori, en 1992, cuando disolvió las instituciones del Estado.

Desde España, Juan Carlos Monedero se ve con el poder moral para dar indicaciones a la recién juramentada presidenta de Perú, Dina Boluarte sobre las alternativas que tiene para poder sacar adelante al país suramericano, señalando que debería convocar a unas nuevas elecciones y convocar a una Asamblea Constituyente, pues a su juicio, «con las armas melladas de la vieja Constitución, Perú seguirá jodida», soltó el político a través de sus redes sociales.

El exfundador de Unidas Podemos señaló entre sus comentarios que las acciones del Parlamento peruano buscaban hacer con Pedro Castillo lo mismo que en su día hicieron los diputados brasileños con Luiz Inacio «Lula» Da Silva y con la expresidenta Dilma Rouseff, quienes fueron investigados por el Congreso por presuntos hechos de corrupción.

Juan Carlos Monedero está realmente pendiente de todo lo que acontece en el continente americano y durante los últimos meses ha estado muy activo por México, Colombia y Brasil; estos dos últimos países recientemente han celebrado elecciones donde han resultados ganadores los candidatos de los partidos de izquierda.

En el caso de Colombia, en junio se convirtió en presidente el exguerrillero Gustavo Petro, quien se convirtió en el primer presidente de la izquierda en llegar al poder en ese país, y hasta Colombia fue a parar Juan Carlos Monedero para celebrar el triunfo del exmiembro del grupo irregular M-19.

En Brasil, tras las elecciones del pasado 30 de octubre, se coronó como ganador el expresidente «Lula» Da Silva, quien asumirá el poder en enero de 2023; triunfo que también fue celebrado por Juan Carlos Monedero, quien no dudó en utilizar sus redes sociales para dejar claro su «amistad» con el exmandatario brasileño y su emoción por su retorno al poder, pues con este triunfo se completaba el grupo de gobiernos de la izquierda latinoamericana, lo que les resulta atractivo a los de Unidas Podemos, para establecer alianzas ideológicas y «económicas» con estos países.

La estrategia de Juan Carlos Monedero, a estas alturas, en las que saben que Podemos comienza a perder fuerza y arrastre en España, es continuar utilizando la influencia que todavía tienen las ministras del partido morado en el ejecutivo de Pedro Sánchez, para mercadearse en América Latina como estrategas y artífices de los movimientos de izquierda en la península y en Europa, en general.

Sin embargo, el político sabe que son pocos los meses que les quedan para sacar provecho a la legislatura final del Gobierno de Pedro Sánchez, por lo que les es urgente establecer los contactos necesarios en todos estos territorios y evidentemente la convulsa situación de Perú les cae como anillo al dedo para continuar vendiendo las luchas de clase, las divisiones políticas y los discursos de confrontación entre «ricos» y «pobres» que mucho les da para alborotar el avispero en esos países donde el populismo todavía tiene asidero.