El ministro de Asuntos Exteriores marroquĂ, Nasser Burita, ha lamentado este viernes que la UniĂłn por el Mediterráneo (UpM) no se aproveche como foro de discusiĂłn polĂtica entre los paĂses que lo integran y que haya quedado reducido a una «expresiĂłn tĂ©cnica».
«Sobreproteger el Proceso de Barcelona no ha hecho más que impedir que desarrolle anticuerpos. Creyendo inmunizarlo, lo hemos fragilizado», ha dicho Burita, segĂşn la agencia oficial MAP, en su intervenciĂłn en el V Foro Regional de la UpM. A su juicio, la UpM –heredera del Proceso de Barcelona– está «invisibilizada» hasta para los propios gobiernos.
El hecho, ha señalado, es que conflictos como los de Palestina, Libia, Siria, el Mediterráneo oriental o el Magreb «brillan por su ausencia en la agenda euromediterránea, aunque sus principales protagonistas están sentados en torno a la mesa».
«No podemos crear un espacio polĂtico y desamueblarlo. Es como si cambiásemos de acera para no cruzarnos con nuestras propias realidades», ha proseguido. AsĂ, no cabe sorprenderse de que la gestiĂłn de la pandemia se hable en todos los foros «inimaginables, salvo en la UpM», aunque el Mediterráneo «ha sido un epicentro pandĂ©mico».
UN INSTRUMENTO FINANCIERO
El ministro marroquà también ha hecho un llamamiento para que la UpM se dote de un instrumento financiero, ya sea «banco, fondo o pacto» para hacer evolucionar el espacio euromediterráneo hacia un modelo «productivo» basado en las complementariedades y las localizaciones.
A su juicio, si el Proceso de Barcelona no ha logrado, 25 años despuĂ©s, su objetivo de construir un espacio de prosperidad y estabilidad, es porque tiene «paradojas» polĂticas, econĂłmicas, humanas y de gobernanza.
Los acuerdos entre el norte y el sur han multiplicado los intercambios comerciales, pero en lugar de cerrar la brecha econĂłmica la han ensanchado. En 2008, el dĂ©ficit comercial del sur con la UE era de 7.000 millones de euros y una dĂ©cada más tarde se habĂa multiplicado por 10, ha dicho, apuntando a un problema que ha mencionado tambiĂ©n el alto representante de la UE, Josep Borrell.