La veleta indecisa de Sánchez: seduce al PP y ridiculiza a sus aliados

El inmaculado silencio del fin de semana se quebró minutos antes de que Pedro Sánchez iniciara el discurso de investidura. PSOE y Unidas Podemos no habían alcanzado un acuerdo en su última reunión, a pesar del paso atrás de Pablo Iglesias el pasado viernes, y eso se escenificó en el Congreso. Pedro Sánchez contra todos. O con todos, más bien. Incuso a sabiendas de la respuesta de PP y Ciudadanos, el presidente del gobierno en funciones les tendió la mano por enésima vez. Y el enfado que mostró con Rivera, no fue tal con Casado, ya que terminó por alabar a su formación en la última réplica: “El PP es un partido de Estado, no como Vox y Ciudadanos”.

UN DISCURSO QUE NO PASARÁ A LA HISTORIA

A eso de las 12:00 horas Sánchez ha arrancado un discurso en el que ha abordado medidas económicas, medioambientales, sociales… Ha dejado patente que nadie eliminará Madrid Central, que hay que lograr un pacto en educación, evitar la salvaje subida en el precio de alquiler y ha hablado de la importancia de que se produzca un consenso para cambiar el artículo 99 de la Constitución y evitar que en España se produzcan situaciones de bloqueo como la de 2016 o la que podría darse este mismo año.

Pero se ha dejado el tema de Cataluña por el camino. Ha obviado el asunto que, sin embargo, iba a marcar cada uno de los debates con las distintas formaciones políticas. Hasta el momento, sus posibilidades pasan por los partidos separatistas y por Unidas Podemos, favorable incluso al referéndum. Pero es que en sus planes no estaba sólo esa vía. También, la de PP o Ciudadanos, pese a que en los últimos meses se ha cansado de escuchar la palabra ‘no’. Su discurso, que no pasará a la historia, ha virado hacia ambos lados para no descartar ningún futuro escenario.

SÁNCHEZ ENGRANDECE AL PP

“Si nos hubieras insultado más igual nos abstendríamos”, ha comentado Pablo Casado irónicamente, tras dejar claro su voto negativo. Unas palabras que en cualquier otra ocasión hubiesen ofendido, y mucho, a la figura de Sánchez. Pero esta vez el presidente del gobierno en funciones se ha contenido. Sánchez le ha pedido al opositor evitar el bloqueo de España, pero Casado se ha mantenido férreo y ha dicho que se alineará con aquellos que quieren “destruir España”.

El tono podría haber sido más duro dada la poca afinidad ideológica que ambos han mostrado. Pero el respeto ha estado ahí. “Estaremos para los grandes acuerdos de Estado”, ha dicho el líder del PP. Y Sánchez, último en replicar, ha zanjado con una inesperada frase en la que ha hecho alago del bipartidismo y ha enfurecido a más de uno: “El PP es un partido de Estado, no como Vox o Ciudadanos”.

Precisamente ha sido con Rivera con el que ha mantenido un distanciamiento mayor. Quién iba a decir aquella noche del 28 de abril que Sánchez ni Rivera ni siquiera negociarían. Sánchez, desde luego, no. “No entiendo el veto a mi partido”, le ha comentado a un Rivera que se ha mostrado realmente duro con los sectarismos del PSOE. “A quien no opina como usted lo llama fascista”, ha entonado el líder de la formación naranja, aún con el reciente enfado tras la dureza con la que fueron recibidos en el Orgullo. “Votaremos no a dos manos, no a Sánchez y no a sus socios”, ha zanjado Rivera.

IGLESIAS, MOLESTO

Todo lo pronunciado anteriormente le ha pasado factura a Sánchez cuando le ha llegado el turno a Iglesias. El líder de la formación morada ha criticado que, en mitad de sus negociaciones, Sánchez haya reclamado la abstención de Ciudadanos y PP. Ha acusado al presidente del gobierno en funciones de dejarles como “decorado” y ha reclamado respeto para sus 3,7 millones de votantes. Garzón, hasta ha dado marcha atrás para reprochar a su rival que haya establecido un veto a Iglesias.

Sánchez ha mantenido la mano tendida para ese acuerdo de coalición, aunque se ha atrevido a decir que les propondrá un acuerdo de investidura en caso de que no lleguen a ese consenso para la próxima legislatura. Una tomadura de pelo que encendido a Iglesias, que ha hecho público que el líder del PSOE no ha querido darles competencias en Hacienda, trabajo igualdad, ecología y ciencia. Sánchez ha exhibido este lunes que el único frente que tiene abierto no le convence.