El CIS de Tezanos: luces («aciertos») y sombras («cocina»)

«Cumple con su papel». Así defiende José Félix Tezanos cada nueva oleada del CIS. Quizás sea esta una de las instituciones públicas más cuestionadas por la sombra siempre presente de «la cocina». Da igual qué partido político se siente en la Moncloa: la oposición, si no le convece lo que dice de ella o de su posición frente a sus contrincantes, se la vilipendia y resta credibilidad. Especialmente combativo, Tezanos ha dado la, hasta ahora, mejor definición de las encuestas del CIS: «ha proporcionado a la opinión pública y a los profesionales información que sea viable«. No veraz, no fiable. Sino viable. Desde la óptica sociológica para su uso en Política y políticas. ¿Existe cocina en el CIS? ¿Ha acertado en alguna ocasión? Repasemos los hitos más polémicos para comprobar hasta qué punto existen indicios de manipulación o buen hacer.

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DEL «ÉXITO» DEL 28-A A LA «DEBACLE» DEL 10-N

La repetición electoral supuso un nuevo varapalo para el CIS de Tezanos. No «acertó» ninguno de los resultados de los cinco grandes partidos de España. Y, por supuesto, la sombra de la cocina volvió a planear, con el recuerdo de los «fiascos» anteriores como en el caso de las andaluzas. Retomamos las ideas principales en las que coinciden los expertos que defienden a los técnicos del CIS y quienes atacan sin piedad a Tezanos: las encuestas del CIS no dan resultados de elecciones sino intencionalidades. En Sociología hay múltiples teorías que explican las divergencias entre encuestas y resultados electorales (espiral del silencio, etcétera).