La Confederación Autismo España ha lanzado la campaña ‘Asperger, la cara B del coronavirus’, con el objetivo sensibilizar y hacer visible cómo ha sido el autismo durante el confinamiento por la epidemia del Covid-19, haciendo hincapié en todos sus aspectos positivos.
«Ser diferente es solo ser especial. No ser igual a la mayoría no es un defecto, sino una forma de enriquecer a una sociedad que necesita una nueva base en perspectiva y comprensión», así lo explica Mariona López Corominas, estudiante de Formación Profesional con síndrome de Asperger.
Así arranca la pieza audiovisual en la que Mariona López, Gemma Burguillos, Marion Gautier, Anabel Espinosa y Queralt Palau –cinco mujeres con síndrome de Asperger (trastorno del espectro del autismo sin discapacidad intelectual asociada ni dificultades en aspectos formales del lenguaje)– comparten sus experiencias y sensaciones vividas durante el confinamiento provocado por la crisis sanitaria del nuevo coronavirus.
Se trata de cinco testimonios en primera persona que, según la entidad, «sirven para que la sociedad neurotípica empatice y reflexione sobre el autismo a partir de una situación que a la mayoría le ha resultado cuanto menos extraña (estar confinados) pero que, para ellas, ha supuesto seguir con su habitual rutina e incluso cierta liberación para otras».
«Desde esta particular perspectiva lanzan a todos un mensaje de esperanza para lo que nos depara el futuro», sostiene la confederación de ámbito estatal que agrupa y representa a 140 entidades que prestan apoyos y servicios especializados a las personas con trastorno del espectro del autismo (TEA) y sus familias.
De este modo, Anabel Espinosa explica que lleva «bastante bien» el confinamiento porque su trabajo, al ser freelance, «es muy semejante» a esta situación y no ha notado «casi la diferencia». También destaca la «tranquilidad» mental de la que, «involuntariamente», ha disfrutado.
«¡Un placer haber colaborado en el video! Hay muchas cosas de las que hablar, y aún así, siempre nos quedará algo que decir. No somos clones, cada persona es distinta, y ojalá la gente llegue a entender eso algún día. A pesar de todo,¡siempre seguiremos luchando para darnos voz!», afirma Anabel a través de su cuenta de Twitter.
«ME ESTOY SINTIENDO MUY BIEN»
Gemma Burguillos, mujer trabajadora y madre, sostiene en la pieza audiovisual. «Yo estoy, realmente, disfrutando de estos días. Para mí, están siendo fantásticos. Tengo muchísima tranquilidad y me estoy sintiendo muy bien». Así, argumenta que se puede vivir el día a día «con tranquilidad, con calma, sin prisas».
Tampoco tiene la «necesidad» de estar fuera de casa Marion Gautier, madre de tres niños muy pequeños y diagnosticada de forma tardía. «Estoy bien en mi casa», manifiesta esta mujer, quien sostiene que sí tiene ganas de pasear por la playa, caminar kilómetros o quedar con los amigos para tomar algo.
Por su parte, Queralt Palau señala que «si no fuera porque el Covid-19 está implicado enfermedades, muerte y pobreza», podría continuar viviendo de esta forma el resto de su vida. «No se trata de que seamos personas que no queremos relación con los demás, eso no es cierto. Lo que sí es cierto es que no la necesitamos. Sabemos vivir sin esa relación», comenta Palau, quien es madre de una adolescente con síndrome Asperger, como ella.
Estas cinco mujeres también se ponen en la piel de todas las personas que han tenido que confinarse por la crisis sanitaria. Palau apunta que esta situación implica un «estrés adicional» para muchos «al no poder pasar de la puerta» como muchos querrían. «Es justamente eso lo que nos pasa a las personas con Asperger el resto del tiempo en que no hemos estado confinados. Nuestros niveles de ansiedad son continuos», subraya.
Palau anima a las personas a imaginar que viven en un ‘reality show’ para sobrellevar la situación mientras vuelva la realidad «deseada», algo que a las personas con síndrome de Asperger les «asusta» porque implica «volver a actuar» y sentir un estado de nervios continuo. «Todo preocupa un poco pero seguro que vamos a salir adelante, así que vamos», concluye Anabel Espinosa.