En mayor o menor medida todos estamos sometidos a bastante estrés cotidiano. El trabajo, los niños, el tráfico, las obligaciones, la salud… Todo es una fuente de preocupación, que mal gestionado nos lleva a vivir en un permanente grado de ansiedad que es perjudicial para nuestro organismo. Si a todo esto le añadimos, un año especialmente convulso y «desordenado» debido a la pandemia de coronavirus y su confinamiento, el resultado es explosivo. Por eso, a parte de los ejercicios o dinámicas que todos tenemos para evitar que la ansiedad nos juegue malas pasadas, hoy te vamos a recomendar una especie de dieta antiestrés, unas pautas y consejos con los que conseguir que todo esté bajo control.
Busca ambientes agradables
Con mucha frecuencia, precisamente por las prisas, comemos lo primero que encontramos y además en cualquier sitio. Un sándwich delante del ordenador, una manzana en el coche, o unas galletas por la calle… Para empezar una dieta antiestrés, debemos tener en cuenta no solo lo que comemos, sino cómo lo comemos. Es importante dedicarle aunque solo sean 20 minutos a la comida, al hecho de comer y de degustar la comida. Esto es tan importante como la comida en sí misma. Además de que es necesario parar aunque sean unos minutos a lo largo de nuestra rutina de trabajo, es importante que relacionemos el acto de comer con el acto placentero que es. Comemos para vivir, pero también para disfrutar de la vida. Búscate un rincón agradable, al lado de una ventana con vistas, un despacho en silencio… Lo que sea, pero haz una pausa.
