Con más frecuencia de lo que le gustaría a la comunidad médica, tomamos medicamentos para determinadas afecciones que no están recomendados. Suele suceder con los más conocidos, como el ibuprofeno, así como con otros como la amoxicilina, cuyo uso está cada vez más normalizado.
A pesar de que puedan parecer inofensivos, lo cierto es que en ningún caso debemos tomarnos a broma ningún tipo de medicamento. Todos ellos están pensados para ayudanos. Sin embargo, debemos tener siempre la opinión de un profesional detrás y no tomarnos por nuestra cuenta lo primero que veamos en el armario. En el mejor de los casos, podría no funcionar para nada.
¿Quieres saber más? Descubre los casos en los que no se recomienda tomar amoxicilina.
1Qué es la amoxicilina
Lo primero que debemos dejar claro es que la amoxicilina no es un medicamento como el ibuprofeno o el paracetamol. Se trata de un antibiótico que pertenece a la familia de la penicilina. Su función es la de un bactericidad. Es decir, tiene la capacidad de destruir a los microbios que se intentan instalar en nuestro organismo.
Es utilizada, por tanto, para combatir un enorme número de infecciones que pueden estar producidas por cualquier gérmen sensible a dicho antibiótico. Algunas de las más frecuentes son la otitis media aguda, la sinusitis, la amigdalitis, las neumonías, y otro tipo de infecciones coomo las de orina, de piel e incluso las dentales.
Además, también está muy extendido su uso en combinación con otro tipo de fármacos. Por ejemplo, en el tratamiento para combatir del estómago una bacteria conocida como Helicobacter Pylori. En definitiva, se trata de un medicamento que debe llevar prescripción médica y que debemos ingerir siempre bajo la supervisión de un profesional.