Ferraz presiona por dos vías a Escrivá para silenciar sus críticas al sistema de pensiones

El PSOE quiere esquivar determinados temas tabú antes de que se celebren las próximas elecciones generales. Si algo caracteriza a este presidente del Gobierno es que su afán por permanecer en Moncloa se sobrepone a cualquier sentido de Estado. Pero hay algunos ministros que sí que se atreven a buscar y denunciar algunos pufos que tarde o temprano estallarán en la cara de los españoles. El sistema de pensiones está quebrado. No se puede sostener tal y como está concebido. Y solo hay un ministro, el de Seguridad Social, José Luis Escrivá, que se ha atrevido a proponer en público las únicas posibles soluciones para atajar un problema que se ha convertido en una sangría para las arcas públicas. Mientras que Escrivá sale ante las cámaras a dejar claro que el sistema es insostenible, el PSOE intenta acallar sus palabras por dos vías: a nivel interno, con presiones para que rectifique o aderece lo que dijo; y a través de los medios afines al Gobierno para que maticen las palabras de un ministro que sabe que el sistema de pensiones está a punto de estallar.

Escrivá anunció que se sería interesante un «cambio cultural» que llevara a los españoles a jubilarse a los 75 años. No es algo que se haya propuesto como una norma o una intención, sino un grito desesperado por buscar una solución al quebrado sistema de pensiones. Esto lo ha dicho el ministro esta semana. Pero es que hace tan solo unos pocos meses, Escrivá propuso dos soluciones para hacer sostenible el sistema: o bajar el importe de las pensiones de la generación boomer o directamente sacar nuevos impuestos para financiarlas. El ministro lleva meses intentando trasladar a los españoles que es necesario abordar este problema de una u otra forma. Es algo similar a lo que ocurre con las carreteras y los peajes, pero con la diferencia de que el gasto en pensiones anual es de más de 10.300 millones de euros.

El PSOE quiere callar a su ministro a pesar de que saben que su cruzada es una de las más importantes del país. Los socialistas saben que será necesario un ajuste porque los salarios actuales (plagados de mileuristas) no son capaces de sostener las pensiones de los boomers. Esto solo tiene dos posibles soluciones, según el ministro, que no gustan a los boomers. La primera, que se rebaje el importe de su pensión. Pese a que ellos presuman de haber trabajado durante años y de que se merecen su jubilación, lo cierto es que los sueldos actuales no pueden pagar el importe de las pensiones, tal y como deslizan desde el Ministerio de Seguridad Social. No el total. Así que o bien se baja el importe o bien se entra en la segunda solución planteada por el ministro Escrivá: poner un nuevo impuesto que sufrague las pensiones de los boomers. Impuesto que pagaremos entre todos, claro.

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Todo esto, pese a que es el debate más caliente del Gobierno, pretenden enterrarlo. El PSOE no se puede permitir titulares como los que ha dejado Escrivá esta semana con ideas como jubilarse a los 75 años. Por el momento, y pese a que Escrivá cuenta con el apoyo total de la vicepresidenta del Gobierno Nadia Calviño, el PSOE intenta poner un bozal a Escrivá para que no vuelva a salir ante las cámaras con ideas «delirantes» como la de que los españoles se jubilen a los 75. Por todo esto el PSOE ha puesto a funcionar su maquinaria mediática a la par que acalla al ministro mediante presiones de todo tipo.

Ya hay periodistas del ala del Gobierno que han salido a matizar las palabras de Escrivá. Algunos han asegurado que las palabras del ministro se referían a que se deben aplicar más incentivos para que los españoles trabajen más allá de su edad de jubilación (llegando a los 75) para retrasar al máximo la edad en la que cobrar una pensión del Estado.

UN PROBLEMA PARA 2024

El Ejecutivo ha hecho con el problema de las pensiones lo mismo que con los peajes, lanzar la pelota a 2024. Hasta que se celebren las elecciones generales, el PSOE no piensa abordar ninguno de estos problemas dado que solo se van a solucionar con un reajuste, recortes y sobretodo con tocar el bolsillo de los españoles. Los socialistas son perfectamente conscientes de ello hasta el punto de que no quieren ni oír hablar del tema. Las palabras de Escrivá han generado un profundo malestar en el partido porque está agitando un avispero que deben dejar tranquilo hasta que ganen las próximas elecciones. Y si no lo hacen, es un problema que estallará directamente al Partido Popular con su consiguiente desgaste. Sea como sea, es mejor aguantar que airear los problemas de Estado. Desde Moncloa lo tienen claro y casi todos los miembros del Gobierno también.

Aún así, Escrivá es de los pocos ministros bien valorados a nivel interno. Sus palabras no sientan bien porque no tienen en cuenta el barómetro electoral. Pero sea como sea, el encargado (o los encargados) de afrontar la reforma del sistema de pensiones será el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, con la ayuda de la vicepresidenta Nadia Calviño. Solo ellos sabrán reajustar un sistema quebrado ante la supervisión de Europa. No hay que olvidar que el Gobierno ya ha avisado a Bruselas de que no habrá visto cumplido el objetivo de déficit hasta al menos 2025. Estas palabras no son baladí. El Gobierno sabe que habrá que aplicar un reajuste importante, pero quiere hacerlo después de las próximas elecciones generales.