Cómo hacer un arroz a la tumbada para chuparse los dedos

Uno de los platos de marisco más tradicionales de la gastronomía mexicana es el arroz a la tumbada. Se trata de un plato muy completo, pero sencillo de preparar, que deberías probar, si todavía no lo has hecho. Una de las claves para que quede perfecto, es el sofrito, que aporta jugosidad a la receta y un sabor espectacular al arroz. Otro aspecto fundamental es el agua, ya que el resultado final no es como una paella de marisco, sino que tiene que quedar caldoso.

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PRIMERA COCCIÓN

A continuación ponemos una olla al fuego, a temperatura media-alta, añadimos un poco de aceite, e incorporamos el arroz, moviéndolo sin parar con una cuchara de madera para evitar que se queme. Le damos vueltas hasta que empiece a tener un color dorado y entonces añadimos la salsa que acabamos de triturar. Cuando el agua comience a hervir, ponemos el fuego bajo y añadimos los mariscos. Primero agregamos los de caparazón grueso, es decir, los langostinos, el cangrejo y las almejas o mejillones. Hay que colocarlos ligeramente hundidos en el arroz. Tapamos la olla o cacerola y dejamos que el líquido se consuma.