Esto es lo que puede pasar si no lavas la toalla con frecuencia

¿Cada cuánto lavas la toalla que usas en el baño para secarte la cara, las manos y el cuerpo? Aunque no lo parezca, este esponjoso pedazo de tela que nos envuelve agradablemente cuando salimos de la ducha, es un verdadero caldo de cultivo para gérmenes y hongos. En ellas se acumulan con mucha facilidad células de piel muerta, secreciones corporales de todo tipo, ácaros y demás agentes patógenos. Sí, aunque nos acabemos de lavar con jabón cada vez que la usamos. Y es que la toalla reúne las condiciones perfectas que les gustan a los microbios: humedad, temperatura cálida, pH neutro y oxígeno.

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COMPARTIR TOALLA ES UN ERROR

Si encima las toallas se comparten, entonces el riego es mayor, ya que el cuerpo queda expuesto a los microbios de otra persona. A todo esto hay que sumarle que las toallas también pueden acumular gérmenes y bacterias como la e-coli que pueden dispersarse desde el inodoro, sobre todo si tiramos de la cadena con la tapa levantada, algo que no deberíamos hacer jamás si queremos evitar que todo el aire se impregne de bacterias que después se van depositando en diferentes elementos del baño, desde las mencionadas toallas hasta el cepillo de dientes.