El nuevo submarino español, a punto de cobrarse su primera pieza

El pasado domingo 11 de junio el buque auxiliar de la Armada Mar Caribe comenzó el remolque del que fue el buque de transporte ligero Martín Posadillo, desde su fondeadero de Cartagena, donde este último ha sido desarmado y limpiado cuidadosamente para prepararlo para su última misión. La última travesía del Martín Posadillo lo llevará al Arsenal de Las Palmas de Gran Canaria, donde esperará para, en las próximas semanas, servir de buque blanco en el ejercicio SINKEX23, literalmente ejercicio hundir 23. La Armada no se anda con eufemismos al nombrar sus ejercicios.

Será la primera víctima del nuevo submarino de diseño y fabricación española, el S-81 Isaac Peral. El submarino, fabricado en los astilleros de Navantia Cartagena, aún se encuentra realizando pruebas de mar en aguas del Mediterráneo. En unos días pondrá proa al Estrecho de Gibraltar para finalmente, tras unos días de navegación, recalar en el Arsenal de Las Palmas. Desde allí partirá en busca de su presa, el Martín Posadillo, que le aguardará en algún lugar del océano Atlántico al sur de Canarias. El primer torpedo disparado por el Isaac Peral acabará con este veterano que tan buenos servicios ha prestado a las fuerzas armadas españolas. Su relevo, el Ysabel, está operativo desde 2021 y ya ha transportado contingentes de vehículos y personal del Ejército a El Líbano o Turquía en numerosas ocasiones.

Un veterano de la Armada

En septiembre de 2020 el buque de transporte ligero de la Armada Martín Posadillo fue dado de baja, tras casi medio siglo navegando. El buque fue construido y botado en Gijón en 1973 por los astilleros Duro Felguera. Recibió el nombre de Rivanervión y su primer armador fue la naviera Riva Suardiaz, pasando en 1982 a la Naviera Mallorquina con el nombre de Cala Portals. En 1990 fue adquirido por el Ejército de Tierra y pasó a encuadrarse en la Agrupación de Apoyo Logístico 23 encarga de dar apoyo a las unidades del Ejército destacadas en la ciudad autónoma de Ceuta. En aquellos años aún era operado por personal del Ejército de Tierra. Recibió su nombre en recuerdo del coronel de intendencia del Ejército de Tierra José María Martín-Posadillo Muñiz, asesinado en 1989 en atentado de la organización terrorista ETA.

En el año 2000, siguiendo criterios lógicos de racionalización de los medios de las fuerzas armadas, fue incorporado a la Armada, que le asignó el numeral A-04 y trasladó su base al Arsenal de Cartagena, aunque siguió siendo teóricamente propiedad del Ejército de Tierra. Su labor fundamental fue la realización de transportes logísticos entre los puertos de Almería, Melilla, Ceuta, Huelva, Algeciras, Valencia, Ploce (Croacia), Beirut (Líbano), Mersin (Turquía) y Tesalónica (Grecia), transportando vehículos y personal del Ejército de la Península a las ciudades autónomas del norte de África y a las misiones internacionales como la de la antigua Yugoslavia o El Líbano.

El buque cuenta con tres cubiertas de carga con una capacidad total de 400 metros lineales y 600 toneladas de vehículos de todo tipo, desde todoterrenos a carros de combate. También tiene capacidad para operar con helicópteros en su cubierta principal, aunque carece de hangar. Tiene 75 metros de eslora, 13 de manga y desplaza 2.250 toneladas.

El 29 de diciembre de 2014, se vio involucrado en un incidente en aguas reclamadas por Gibraltar al ser acosado por patrulleras de la Armada Británica, cuando se encontraba fondeado en la bahía de Algeciras junto a otro buque logístico de la Armada, El Camino Español, para cargar una batería de misiles antiaéreos Patriot del Regimiento de Artillería Antiaérea 74 que iba a ser desplegada en Turquía.​

El 13 de junio de 2020, hace ya tres años, regresó al Arsenal de Cartagena, su puerto base, tras más de un mes desplegado en el Mediterráneo,​ proporcionando apoyo logístico a unidades de nuestras fuerzas armadas, la OTAN y Naciones Unidas. El buque recaló durante esta travesía en Libia, Turquía e Italia. Fue su última gran misión, tras la cual causó baja en la Armada en septiembre de 2020, después de recorrer 204.813 millas náuticas, el equivalente a dar diez veces la vuelta al mundo, y haber pasado 1.793 días en la mar. 

Un final digno para un buque de guerra

El siguiente paso hubiera sido el inicio del procedimiento para su enajenación y desguace al mejor postor pero, finalmente, recibirá un final distinto y mucho más honroso para un buque de guerra.

Recibirá su último adiós «en combate». El Martín Posadillo hará su último servicio a España en el primer ejercicio operativo del S-81, previsto conjuntamente con otras unidades aeronavales al sur de Canarias. Entre ellas es previsible que se encuentren los F-18 de nuestra fuerza aérea, que despegando desde la base aérea de Gando (Gran Canaria), dispararan misiles anti buque Harpoon al buque blanco. 

Este «honroso» final para un buque militar es el mismo que en años anteriores han seguido otros buques de la Armada, como el destructor «Churruca», hundido en unas maniobras de 1991, y las fragatas «Cataluña», en 2007 y «Andalucía», en 2008. Unos ejercicios que permiten a nuestra flota y a los aviones de combate del Ejército del Aire y del Espacio practicar misiones de ataque a buques con armamento real.