La seguridad en nuestra cocina es un pilar fundamental que a menudo descuidamos por pura inercia o desconocimiento de los riesgos reales. Es vital comprender que los envases comerciales no están diseñados para soportar temperaturas bajo cero de forma segura. Los inspectores de sanidad insisten en que debemos cambiar nuestros hábitos inmediatamente para proteger a nuestra familia. Ignorar estas advertencias puede derivar en problemas gastrointestinales severos que nadie desea sufrir.
Diego Cuello, reconocido inspector de sanidad, ha lanzado una alerta clara sobre la práctica de congelar los alimentos en sus bandejas originales. Su mensaje se ha vuelto viral porque toca una costumbre muy arraigada en los hogares españoles. La contaminación cruzada es un enemigo invisible que se multiplica si no tomamos las medidas de higiene adecuadas al llegar a casa. Escuchar a los profesionales es el primer paso para evitar una intoxicación alimentaria grave.
EL PELIGRO DE LA BANDEJA DEL SUPERMERCADO
Muchas personas creen erróneamente que el envase del supermercado es un protector estéril, pero la realidad es bastante diferente y preocupante. Estas bandejas suelen estar manipuladas por muchas manos y expuestas a diversos ambientes antes de llegar a tu nevera. El material plástico puede degradarse con el frío extremo, liberando sustancias químicas nocivas hacia el alimento que vamos a consumir. Por ello, es imperativo retirar siempre el envoltorio original antes de proceder al congelado.
Además de la suciedad externa, estos envases permiten que circule aire frío que quema la superficie del producto y altera su calidad. Diego Cuello advierte que los jugos de la carne pueden filtrarse y convertirse en un caldo de cultivo bacteriano. Si queremos mantener la frescura intacta, debemos dedicar unos minutos a reempaquetar todo correctamente con materiales aptos. Es un pequeño esfuerzo que garantiza que la comida mantenga sus propiedades y seguridad.
LA BACTERIA INVISIBLE QUE NOS ACECHA
La salmonela es una de las bacterias más frecuentes y peligrosas que podemos encontrar en las carnes de ave mal conservadas. Este patógeno no muere simplemente con el frío, sino que entra en un estado de latencia esperando el deshielo. Cuando descongelamos mal el producto, las bacterias se reactivan y se multiplican a una velocidad vertiginosa poniendo en riesgo nuestra salud. Los síntomas de esta infección pueden ser devastadores, especialmente para niños y personas mayores.
El inspector Cuello subraya que el ambiente húmedo de la bandeja original favorece la supervivencia de estos microorganismos durante mucho más tiempo. Al no cambiar el envase, estamos creando el ecosistema perfecto para que la salmonela sobreviva en nuestro congelador. La prevención comienza por eliminar cualquier superficie que haya estado expuesta al exterior del supermercado. Solo así podremos romper la cadena de transmisión antes de cocinar.
CÓMO MANIPULAR EL POLLO CORRECTAMENTE
Para congelar este pollo de forma segura, lo primero es utilizar bolsas herméticas específicas para congelación o recipientes de vidrio. Debemos asegurarnos de eliminar todo el aire posible para evitar la quemadura por frío en la pieza. Etiquetar cada paquete con la fecha de entrada es crucial para no consumir productos caducados o viejos. Una buena organización en el cajón del congelador evita el contacto con otros alimentos crudos.
Nunca debemos dejar la carne a temperatura ambiente para que se descongele, pues es una práctica de altísimo riesgo sanitario. Lo ideal es bajar la pieza al frigorífico la noche anterior para que el proceso sea lento y seguro. Si tenemos prisa, la función de descongelación del microondas es una alternativa aceptable si se cocina inmediatamente después. Respetar estos tiempos es la única forma de garantizar que la cena sea saludable.
EL ERROR DE LAVAR LA CARNE CRUDA
Otro mito muy extendido que combate este experto es la costumbre de lavar la carne bajo el grifo antes de congelarla o cocinarla. Hacer esto no elimina las bacterias, sino que las esparce por todo el fregadero y la encimera. Las gotas de agua microscópicas que salpican pueden contaminar utensilios cercanos, platos y otros alimentos que se consumen crudos. La única forma efectiva de matar las bacterias es mediante la cocción a alta temperatura.
Diego Cuello insiste en que el agua no limpia, sino que actúa como un vehículo de transporte para los patógenos invisibles. Al mojar la pieza, aumentamos la humedad y facilitamos que las bacterias se reproduzcan con mayor facilidad. Debemos confiar en el proceso térmico de la sartén o el horno para higienizar nuestra comida. Mantener la carne seca y separada es la regla de oro en cualquier cocina profesional.
CONSEJOS PARA UNA CONGELACIÓN SEGURA
Si compramos grandes cantidades, es recomendable dividir las piezas de pollo en raciones individuales antes de meterlas en el frío. Esto no solo mejora la seguridad, sino que facilita enormemente la planificación de las comidas semanales. Al descongelar solo lo que vamos a comer, evitamos romper la cadena de frío del resto del producto. La eficiencia en la cocina también pasa por gestionar bien los recursos que tenemos disponibles.
Finalmente, recuerda limpiar y desinfectar cualquier superficie que haya estado en contacto con los envases traídos del exterior. La higiene de nuestras manos después de manipular estos productos es tan importante como el propio almacenamiento. Siguiendo estas sencillas pautas del inspector Cuello, reduciremos drásticamente las probabilidades de enfermar por una mala gestión alimentaria. Cuidar estos detalles es la mejor inversión que podemos hacer por nuestro bienestar diario.








