Bea Sánchez (Mamá Valiente): «No le digas a un TDAH que no es para tanto porque ese es un consejo terrible»

Bea Sánchez habla sobre una frase que invalida totalmente las emociones de las personas que tienen TDAH sin imaginar que pueden llegar incluso amplificadas. También nos recuerda que hay un mundo emocional intenso, real y cansado, que necesita comprensión antes que juicios.

TDAH es una palabra que todavía se usa con demasiada ligereza, pero detrás de esas siglas hay experiencias profundas que rara vez se comprenden bien. En los últimos años han surgido voces que intentan explicar lo que realmente significa vivir con TDAH, y una de las más claras es la de Bea Sánchez, conocida como Mamá Valiente, que en sus charlas y vídeos insiste en que minimizar el dolor ajeno es uno de los mayores errores que se cometen. Ella afirma que nunca debes decir a una persona con TDAH que “no es para tanto”, porque esa frase invalida emociones que ya vienen magnificadas de base.

En el análisis que acompaña sus reflexiones se subraya que la desregulación emocional es quizá el rasgo más complejo del TDAH, aunque no figure todavía en los criterios diagnósticos oficiales. Esta intensidad emocional, que puede dispararse de forma abrupta, marca profundamente las relaciones y la vida cotidiana, y es algo que quienes no tienen TDAH suelen interpretar como exageración o falta de control, cuando en realidad es consecuencia directa del funcionamiento neurológico.

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El gran pendiente del TDAH

“Es importante reconocer todas las emociones”. Fuente: Freepik

Uno de los puntos más potentes del contenido es la idea de que la desregulación emocional debería estar reconocida como núcleo del TDAH. No se trata solo de impulsividad o inatención, sino de una respuesta emocional que va del cero al cien en segundos y que después tarda en bajar, dejando a la persona exhausta y muchas veces culpable. Este rasgo estuvo incluido en las primeras descripciones históricas del síndrome, pero desapareció en las clasificaciones modernas, lo que ha generado diagnósticos incompletos, sobre todo en adultos.

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Los investigadores que trabajan con población adulta llevan años pidiendo revisar esta omisión, porque muchas personas con TDAH no entienden por qué sus emociones parecen amplificadas, rápidas y difíciles de gestionar. Sánchez explica que no es que la persona no quiera regularse, es que su cerebro procesa la intensidad de otra manera. Comprender esto cambia la forma en que familias, parejas y profesionales se relacionan con quienes viven bajo este ritmo emocional tan particular.

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