La DGT te puede caer con 200 euros y 6 puntos menos por ese gesto con el móvil que haces en cada atasco sin pensarlo

Muchos conductores creen que, si el coche está parado en un atasco o en un semáforo, pueden usar el móvil sin consecuencias. En realidad, ese gesto tan automático puede salir muy caro si un agente te ve con el teléfono en la mano.

La DGT lleva años recordando que el móvil es una de las principales fuentes de distracción en carretera, incluso cuando el vehículo no se mueve. Los atascos, los semáforos en rojo o las retenciones largas se convierten en el escenario perfecto para mirar mensajes o redes sociales. Sin embargo, la normativa es clara y no distingue tanto entre ir a 100 por hora o estar detenido, si el conductor sigue “al mando” del coche.

En este contexto, entender qué se considera realmente “manipular” el móvil es clave para no jugar con fuego. Muchos creen que basta con no llamar o no escribir para estar a salvo, pero el problema empieza antes, desde el simple gesto de sujetar el teléfono con la mano o apoyarlo donde no debes. Además, la DGT, como organismo responsable de la política vial en España, ha endurecido su enfoque sobre estas conductas en los últimos años.

EL MÓVIL EN EL ATASCO SIGUE SIENDO UN RIESGO

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Cuando estás metido en un atasco eterno, es fácil bajar la guardia y sentir que “esto no cuenta” como estar conduciendo de verdad. El coche apenas avanza unos metros, miras a tu alrededor y ves a otros conductores con el móvil en la mano, dando la sensación de que no pasa nada. Sin embargo, sigues siendo responsable del vehículo, del freno, del embrague y de cualquier reacción rápida que puedas necesitar.

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Ese segundo en el que bajas la vista para leer un mensaje puede coincidir con el momento en que el tráfico se reactiva, el coche de delante frena o un peatón aparece entre los coches. Si estás pendiente del móvil, reaccionarás más tarde y con menos precisión, multiplicando el riesgo de golpe o atropello. La ley entiende que, aunque el vehículo esté detenido, la situación forma parte de la circulación y exige máxima atención.

LA DGT NO PERDONA NI AUN DETENIDO

La clave está en que la normativa no solo persigue al conductor que habla o escribe mientras circula, sino a quien manipula el móvil en cualquier fase de la conducción. Si estás en un semáforo, una retención o esperando a que avance la fila, la sanción puede aplicarse igual que si fueses a velocidad de crucero. Para la administración, sigues en la vía, ocupando un carril y obligado a reaccionar en cuanto cambie la situación del tráfico.

Por eso, cuando un agente ve a un conductor con el móvil en la mano, no le importa demasiado si el coche se mueve o está completamente parado. Lo que se castiga es apartar la vista y la atención de la carretera para centrarla en la pantalla, aunque sea solo unos segundos. A partir de ahí, la multa económica y la pérdida de puntos se convierten en una herramienta para frenar un hábito cada vez más extendido que dispara los accidentes evitables.

POR QUÉ EL GESTO PARECE INOFENSIVO

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El gran problema de esta infracción es que se apoya en una sensación de falsa seguridad que casi todos hemos sentido alguna vez. Cuando el coche no se mueve, el cerebro deja de percibir peligro real y abre la puerta a distracciones que jamás aceptaríamos en plena autopista. El ruido del tráfico, los pitidos y la cercanía de otros coches hacen pensar que siempre habrá margen para reaccionar si algo cambia de repente.

Además, el móvil se ha convertido en una extensión de la mano, y cortar su uso durante un atasco largo parece casi antinatural. Entre notificaciones, mensajes del trabajo y grupos de amigos, la tentación está a un solo clic de distancia. Sin embargo, esa aparente normalidad es precisamente lo que busca cortar la sanción: recordarte que, aunque creas tenerlo todo controlado, la distracción siempre llega cuando menos te lo esperas y sus consecuencias pueden ser irreversibles.

QUÉ SE CONSIDERA MANIPULAR EL TELÉFONO

Según la DGT, no solo se trata de hablar por teléfono o escribir mensajes mientras estás al volante, porque la norma es mucho más amplia. Se considera manipulación cualquier acción que implique sujetar el móvil con la mano, mirarlo de forma insistente, cambiar aplicaciones o incluso desbloquear la pantalla mientras mantienes el control del vehículo. Aunque lo hagas en punto muerto, sigues ocupado con una tarea ajena a la conducción.

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Tampoco te libra del problema apoyar el teléfono en el regazo, girarlo sobre el soporte o colocarlo en posiciones extrañas para verlo mejor. Si ese gesto obliga a desviar la mirada de la carretera o a soltar una mano del volante durante más tiempo del razonable, entra en el terreno sancionable. La lógica detrás de esta interpretación es sencilla: todo aquello que te robe capacidad de reacción inmediata, aunque sea brevemente, aumenta el riesgo y deja de ser tolerable.

CÓMO EVITAR LA MULTA Y LOS PUNTOS

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La mejor estrategia para esquivar la sanción de la DGT es reducir al mínimo las posibilidades de tocar el móvil durante el trayecto, atascos incluidos. Antes de arrancar, configura la ruta, el modo manos libres y cualquier aplicación que vayas a necesitar, de forma que no tengas excusa para meter la mano en el bolsillo después. Si prevés tráfico denso, asume desde el principio que ese tiempo no será para “ponerte al día” con el teléfono.

Cuando el atasco se haga eterno y la tentación apriete, lo más inteligente es usar las herramientas que te ofrece el propio coche. Los sistemas de conexión con la pantalla del vehículo, los comandos de voz o un simple mensaje automático que avise de que estás conduciendo pueden ahorrarte un disgusto enorme. Y si la urgencia es real, la opción segura y legal pasa siempre por apartarse a un lugar habilitado, detener el coche completamente y, solo entonces, usar el móvil con tranquilidad.

CAMBIA EL HÁBITO ANTES DE QUE SEA TARDE

Más allá de la multa y de los puntos, este gesto automático con el móvil habla de una forma de conducir que compite con demasiadas distracciones a la vez. Convertir en costumbre dejar el teléfono fuera de tu alcance visual durante los trayectos es una pequeña decisión que marca una gran diferencia. No se trata de renunciar para siempre a la tecnología, sino de ponerla en su sitio cuando lo verdaderamente importante es llegar sano y salvo.

Si cambias el chip y empiezas a ver el atasco como un espacio donde también estás conduciendo, el resto de decisiones sale casi solo. La próxima vez que tu mano vaya directa al móvil mientras el coche no avanza, recuerda cuánto pueden costarte esos pocos segundos de distracción. Quizá no sea solo una sanción económica o seis puntos menos, sino un susto que no se mide en dinero y que podría haberse evitado con un simple “ahora no”.

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