El Juzgado de InstrucciĆ³n nĆŗmero 37 de Madrid ha archivado la causa sobre dos investigados de formar parte de una trama de prostituciĆ³n en Madrid al no acreditar que las mujeres estuvieran retenidas y al manifestar las testigos que ofrecĆan servicios sexuales libremente a los clientes de un bar o en el piso donde vivĆan de alquiler.
En un auto, el juez acuerda levantar la imputaciĆ³n a instancias del fiscal sobre la propietaria del bar y uno de los hombres denunciados, si bien el Juzgado mantiene investigado a una tercera persona seƱalada como el presunto captador de las mujeres.
Ā«De lo actuado no aparece debidamente justificada la perpetraciĆ³n del delito que ha dado motivo a la formaciĆ³n de la causa por parte de los investigadosĀ», recoge el fallo judicial.
El juez subraya en la resoluciĆ³n que Ā«resulta indiferente que la testigo protegida viniera a EspaƱa a sabiendas de que iba a ejercer la prostituciĆ³nĀ», ya que ello no exime de responsabilidad a los investigados. AsĆ, incide en que lo que se debe de analizar es si concurre explotaciĆ³n de la prostituciĆ³n en los tĆ©rminos definidos por la jurisprudencia, concluyendo que en este caso no.
La presunta trama se desarticulĆ³ en julio de 2020 en el marco de la ‘OperaciĆ³n Ćdolo’, ejecutada por el Grupo I de la Brigada Central Contra la Trata de Seres Humanos. El operativo se puso en marcha a raĆz de las denuncias de dos testigos protegidas que manifestaron ante la FiscalĆa de Madrid el proceso de captaciĆ³n y las condiciones de trabajo una vez que estaban en EspaƱa.
En septiembre, dos de las mujeres denunciantes de origen latino llegaron a EspaƱa a travĆ©s del aeropuerto de Barajas. Ambas testigos fueron presuntamente contactadas por el hombre al que se mantiene la imputaciĆ³n en sus paĆses de origen, siendo invitadas a venir a EspaƱa a ejercer la prostituciĆ³n bajo la promesa de ganar mucho dinero.
Sin embargo, contrajeron una deuda con el facilitador de 4.000 euros cada una, que debĆan devolver con sus servicios sexuales en EspaƱa, condiciones aceptadas, segĆŗn se desprende del auto.
A su llegada a EspaƱa fueron conducidas al piso donde se encontraban los otros dos investigados: un hombre que se encargaba de gestionar el piso asĆ como anunciar a las chicas en Internet y una mujer que a su vez regentaba un bar prĆ³ximo donde se ofrecĆan servicios sexuales a los clientes.
Ā«Al principio solo ejercĆa la prostituciĆ³n en casa, pero luego exigieron hacerlo tambiĆ©n en el barĀ», declarĆ³ una de las testigos, quien aseguraba estar sometida a horarios maratonianos Ā«de 16 a 22 horas en el piso y los fines de semana en el bar hasta las tres de la maƱana, descansando solo los domingosĀ».
Condiciones de trabajo que implican no poder rechazar clientes y realzar un pago semanal de 250 euros y Ā«aparte pagaba los preservativos y la lavanderĆa, que se lo descontaban directamente de lo que ganaba, aparte de un porcentaje por cada servicioĀ», declaraba la testigo protegida. En el piso, de dos habitaciones, trabajaban nueve chicas que mantenĆan similares condiciones de vida.
DECLARACIONES DE LOS INVESTIGADOS
La defensa de los tres investigados recayĆ³ sobre Ospina Abogados, integrando por el abogado Juan Gonzalo Ospina y la letrada Beatriz Uriarte, quienes defendĆan la inocencia de sus clientes tal y como ellos profesaban.
Los letrados incidieron en las contradicciones que las testigos protegidas cometieron en sus declaraciones, quienes manifestaron que los investigados Ā«no controlaban directamente con quien hablabanĀ». AdemĆ”s, una de ellas manifestĆ³ que siempre Ā«tuvo su pasaporteĀ», y que no residĆa en el piso sino con una ONG, yendo al piso Ā«diariamente, pero no siempre trabajabaĀ», sin que ello supusiera multas o castigos.
A ello se sumaba el informe de los peritos, en cuya conclusiones se exponĆa que Ā«no se desprende una situaciĆ³n de explotaciĆ³nĀ», subyaciendo presumiblemente la denuncia en la ONG donde dormĆa, quienes al darse cuenta que ejercĆa la prostituciĆ³n, la trasladaron de sitio y cambiaron su nĆŗmero de telĆ©fono.
La defensa insistiĆ³ en la ausencia de pruebas que ligara a sus clientes con la explotaciĆ³n sexual de las mujeres, hasta tal punto que el alquiler del piso donde se ejercĆa la prostituciĆ³n pertenecĆa a una de las chicas que ejercĆa la prostituciĆ³n.
Unos hechos que ratificaron el resto de mujeres que eximĆan a los acusados de ser explotadores sexuales, declarando que Ā«nunca le han ofrecido trabajo sexualĀ», siendo ellas quienes acudĆan al bar de manera voluntaria donde conocĆan gente a Ā«la que libremente les ofrecĆan servicios sexuales, bien en el piso donde viven y ejercen la prostituciĆ³n o en unas dependencias interiores en el propio establecimientoĀ».
Respecto al todavĆa acusado, Ć©ste reconoce ser Ā«taxista privado, aunque no paga impuestos ni cotiza en la Seguridad SocialĀ», ademĆ”s de taxista Ā«vive de prestar dinero, cobrando un 25% de interĆ©sĀ», de donde se desprende el vĆnculo con las mujeres que ejercen a prostituciĆ³n.