El PSOE compra con la «ley trans» el silencio de Podemos para lo que resta de legislatura

Le ha salido barato. El PSOE tenía cierta preocupación por el hecho de que Unidas Podemos mirara hacia Cataluña para entender cómo se condiciona un Gobierno. Lo que más hacía temblar a Ferraz era que los morados se desligaran de sus poltronas y se fijaran en ERC para hacer política. Pero lo cierto es que al final ha podido más el sueldo público, los coches oficiales y el estatus que el programa. Tras duras negociaciones, fuentes internas del Gobierno aseguran que el PSOE ha cedido ante la presión de Irene Montero e Ione Belarra para aplicar la famosa ley trans de la ministra de Igualdad a cambio de que los morados mantengan un perfil bajo ante la Cumbre de la OTAN y no protagonicen choques internos lo que resta de legislatura. E Irene Montero ha dado el sí hasta el punto de que ha permitido que la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, le impida en público responder a la masacre de la semana pasada en la valla de Melilla.

La escena fue bochornosa. A una pregunta directa a la ministra de Igualdad respondió Isabel Rodríguez dejando completamente sumisa y anulada a Irene Montero. El porqué no es un misterio cuando se bucea por la administración y por los partidos. Fuentes solventes del Gobierno aseguran que ha habido un acuerdo no firmado entre el PSOE y Unidas Podemos por el cual los socialistas se han ganado el silencio de los morados en algunos puntos. La ley trans se había convertido en una pequeña obsesión de Irene Montero hasta el punto de que se ha llegado a condicionar la legislatura en más de una ocasión por las fricciones que este chapucero proyecto, calificado así por expertos del Consejo General del Poder Judicial, generaba entre Podemos y el PSOE. Finalmente los socialistas han visto el momento para jugar esta carta y han conseguido dos cosas: que Podemos mantenga un perfil bajo en la Cumbre de la OTAN y que se comprometan a no generar discusiones ni problemas internos lo que resta de legislatura.

El PSOE se había guardado esa baza y la ha jugado ahora porque consideran que era el momento adecuado. Podemos no pasa por su mejor momento dado que las fricciones internas y la pretensión de Yolanda Díaz de ir por libre amenazan con fragmentar (mucho más) a la izquierda. Pero lo cierto es que las clases magistrales que imparte Gabriel Rufián de la mano de ERC en el Congreso a la hora de condicionar e Gobierno empezaban a calar en algunos sectores de Unidas Podemos que entendían que era mejor dejar los asientos y hacer política antes que tener la posibilidad de sentarse todos los martes en el Consejo de Ministros.

El miedo en el PSOE a que Podemos rompiera la legislatura (y más ahora que los socialistas se plantean montar una crisis de Gobierno que acabe con algunos ministros y renueven la imagen del Gobierno) llevó a los maquinistas de Moncloa a sopesar la idea de sacar adelante la ley trans, la obsesión de Irene Montero, a cambio de comprar su silencio. Finalmente, ese silencio se ha vendido barato dado que la ministra de Igualdad ha estado dispuesta incluso a callar ante el drama de Melilla con tal de que salga adelante lo que considera su «legado» tras su paso por el Gobierno. Fuentes de Podemos insisten en que Montero estaba completamente obcecada con esta ley dado que quería dejar constancia de su paso por el Consejo de Ministros y sabía que era la única forma de aprobar algo relevante para la sociedad.

Este trato entre el PSOE y Podemos (que no Unidas Podemos) garantizará previsiblemente la paz hasta que se celebren las elecciones. Los morados tampoco quieren tener a unos socialistas enfrentados porque ellos mismos pasan por problemas internos lo suficientemente graves como para poner la supervivencia de los morados sobre la mesa. La idea es el cese total de las hostilidades y perfil bajo hasta que lleguen las elecciones. Y el «regalo» que los socialistas han hecho a Podemos como muestra de buena fe ha sido nada menos que la ley trans a la que tanto se oponían algunos sectores del PSOE liderados por la exvicepresidenta primera del Gobierno Carmen Calvo.

Con a ley trans encima de la mesa, Irene Montero, quien realmente influye sobre la dirección de Podemos, ha conseguido también por su parte dejar lo que consideraba su «legado» puesto en marcha pese a los problemas técnicos que acarrearán alguno de los puntos clave de esta norma, muy criticada por los técnicos judiciales. Por su parte, el PSOE ha conseguido una paz en lo que resta de legislatura a falta de que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dé el pistoletazo de salida y monte su formación Sumar.