El Papa ha reivindicado la «mano tendida» como signo de proximidad, solidaridad y amor durante la pandemia del coronavirus, en su mensaje para la Cuarta Jornada Mundial de la Pobreza, organizada por la Iglesia católica el próximo 19 de noviembre bajo el título ‘Tiende tu mano al pobre’. El mismo, insta a los cristianos a no caer en la «vorágine de la indiferencia» y ayudar a los pobres.
Sobre la crisis sanitaria, el Pontífice destaca el papel de los que «han desafiado el contagio y el miedo para dar apoyo y consuelo» y enumera las ‘manos tendidas’ que se han podido observar durante este periodo.
«La mano tendida del médico que se preocupa por cada paciente tratando de encontrar el remedio adecuado. La mano tendida de la enfermera y del enfermero que, mucho más allá de sus horas de trabajo, permanecen para cuidar a los enfermos. La mano tendida del que trabaja en la administración y proporciona los medios para salvar el mayor número posible de vidas», señala.
Y también recuerda «la mano tendida del farmacéutico, quién está expuesto a tantas peticiones en un contacto arriesgado con la gente. La mano tendida del sacerdote que bendice con el corazón desgarrado. La mano tendida del voluntario que socorre a los que viven en la calle y a los que, a pesar de tener un techo, no tienen comida. La mano tendida de hombres y mujeres que trabajan para proporcionar servicios esenciales y seguridad», ha señalado.
GENEROSIDAD HACIA EL PRÓJIMO «ALETARGADA»
En este sentido, hace hincapié en la «sensación de desorientación e impotencia» que ha dejado la pandemia en la sociedad para acabar subrayando que «las graves crisis económicas, financieras y políticas no cesarán» si la responsabilidad que cada uno debe sentir hacia al prójimo y hacia cada persona permanece «aletargada». «La generosidad que sostiene al débil, consuela al afligido, alivia los sufrimientos, devuelve la dignidad a los privados de ella, es una condición para una vida plenamente humana», defiende.
A este respecto, reconoce que mantener la mirada al pobre «es difícil» pero también «muy necesario». Para el Papa, está claro que a la comunidad cristiana «no le está permitido delegar» su responsabilidad para con los pobres.
«Para apoyar a los pobres es fundamental vivir la pobreza evangélica en primera persona. No podemos sentirnos bien cuando un miembro de la familia humana es dejado al margen y se convierte en una sombra. El grito silencioso de tantos pobres debe encontrar al pueblo de Dios en primera línea, siempre y en todas partes, para darles voz, defenderlos y solidarizarse con ellos ante tanta hipocresía y tantas promesas incumplidas, e invitarlos a participar en la vida de la comunidad», enfatiza.
De este modo, asegura que si bien «la Iglesia no tiene soluciones generales que proponer», pero ofrece, con la gracia de Cristo, su testimonio. «No se trata de una exhortación opcional, sino que condiciona de la autenticidad de la fe que profesamos», subraya.
Además, el Papa denuncia en su mensaje el «puritanismo hipócrita» de los que hacen leyes que ellos mismos no cumplen, de los que acumulan dinero con la venta de armas o de los «por debajo intercambian favores ilegales por ganancias fáciles y corruptas» frente a la «bondad de los santos» que hacen el bien «en silencio y con gran generosidad».
«Las malas noticias son tan abundantes en las páginas de los periódicos, en los sitios de Internet y en las pantallas de televisión, que nos convencen que el mal reina soberano. No es así. Es verdad que está siempre presente la maldad y la violencia, el abuso y la corrupción, pero la vida está entretejida de actos de respeto y generosidad que no sólo compensan el mal, sino que nos empujan a ir más allá y a estar llenos de esperanza», manifiesta.
LA OPCIÓN POR LOS POBRES NO PUEDE ESTAR CONDICIONADA
Así, advierte de que la opción por dedicarse a los pobres y atender sus muchas y variadas necesidades no puede estar condicionada por el tiempo a disposición o por intereses privados, ni por proyectos pastorales o sociales desencarnados. «El poder de la gracia de Dios no puede ser sofocado por la tendencia narcisista a ponerse siempre uno mismo en primer lugar», destaca.
La oficina de prensa del Vaticano ha publicado como es habitual el mensaje papal con antelación para generar una reflexión previa sobre el tema. En su alocución, el Pontífice critica «la actitud de quienes tienen las manos en los bolsillos» y no se dejan «conmover por la pobreza, de la que a menudo son también cómplices».
«La indiferencia y el cinismo son su alimento diario. ¡Qué diferencia respecto a las generosas manos que hemos descrito! De hecho, hay manos tendidas para rozar rápidamente el teclado de una computadora y mover sumas de dinero de una parte del mundo a otra, decretando la riqueza de estrechas oligarquías y la miseria de multitudes o el fracaso de naciones enteras. Hay manos tendidas para acumular dinero con la venta de armas que otras manos, incluso de niños, usarán para sembrar muerte y pobreza. Hay manos tendidas que en las sombras intercambian dosis de muerte para enriquecerse y vivir en el lujo y el desenfreno efímero», alerta.