San Jacobos: trucos para que estén tiernos por dentro y crujientes por fuera

No es un Cordon Bleu, ni un escalope ni tampoco un cachopo asturiano. Los San Jacobos reivindican su propia personalidad, que no es otra que carne rebozada con poco misterio pero mucho éxito. Aunque casi en cada región tiene alguna particularidad, hoy nos atrevemos a recomendarte una receta sencilla y unos trucos para que te salgan tiernos por dentro y crujientes por fuera. ¿Te animas?

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Preparación

Envuelve cada loncha de queso entre dos de jamón, como si fuera un sandwich, y empánalos con el clásico rebozado; es decir, primero los pasas por la harina, luego por el huevo y finalmente por el pan rallado. A esta receta le pega un aceite de oliva virgen extra, un aceite suave que no se queme mucho. Es decir, lo ideal es un aceite que nos permite freír los San Jacobos a alta temperatura en un tiempo muy corto, así el interior resulta jugoso y el exterior crujiente. El aceite no debe estar ni muy caliente ni muy frío cuando vayamos a freírlos, y no recomendamos que lo hagas en tandas muy numerosas pues se te enfriará el aceite. Con unos 2 minutos de sartén por cada lado es suficiente. Es importante que al retirar los San Jacobos del fuego los pasemos a un papel de cocina para que absorba el aceite sobrante.