VĂ­ctimas del presunto asesino de Marta Calvo le acusan de 33 delitos

Familias y víctimas de Jorge Ignacio P.J., el presunto asesino de Marta Calvo, han solicitado al juez que se le amplíe la imputación a nuevos delitos contra la salud pública y contra la libertad sexual y han introducido la circunstancia agravante de género: «Existe un mismo patrón. Los hechos han sido cometido contra mujeres por el hecho de serlo y con intención de dejar patente un sentimiento de superioridad».

Este martes se ha celebrado una nueva vista en el Juzgado de InstrucciĂłn nĂşmero 20 de València, con la comparecencia del investigado, tras solicitarlo una de las acusaciones –que representa a las familias de dos supuestas vĂ­ctimas mortales a manos de Jorge Ignacio y de otras cuatro mujeres más que sobrevivieron– con la intenciĂłn de ampliar los delitos que imputan a Jorge Ignacio.

Esta acusaciĂłn, que ejerce el letrado Juan Carlos Navarro, solicitĂł la vista tras las Ăşltimas declaraciones incorporadas al procedimiento por parte de presuntas vĂ­ctimas de Jorge Ignacio, que relataron que mantuvieron relaciones sexuales con el acusado y que Ă©ste les drogĂł y les introdujo cocaĂ­na por sus zonas Ă­ntimas.

El investigado, sin embargo, ha vuelto a negar hoy que haya matado a ninguna mujer. Ha utilizado su turno de palabra para explicar en quĂ© consiste una ‘fiesta blanca’ y ha asegurado que no ha matado a ninguna chica. Es más, ha asegurado que eran las mujeres las que metĂ­an las drogas en las fiestas, han indicado letrados.

Y preguntado por el cuerpo sin vida de Marta Calvo, que él aseguró que descuartizó después de que muriera accidentalmente, ha insistido en que él ya dijo a la Guardia Civil donde se deshizo de él. Es decir, en el vertedero. «Es evidente que en el vertedero no está, con lo que sigue ocultando el cuerpo de Marta y no sabemos con qué intención», ha afirmado la abogada de la familia de Marta, Pilar Jové, en declaraciones a los medios de comunicación.

10 VĂŤCTIMAS Y 33 DELITOS

En la comparecencia, las acusaciones de las 10 vĂ­ctimas –tres de ellas fallecidas– acusan al investigado de 33 delitos en total al sumarle hechos punibles relacionados con los delitos contra la salud pĂşblica, la libertad sexual y las figuras agravadas de los delitos de homicidio y/o asesinato.

El abogado Juan Carlos Navarro, para justificar estas nuevas imputaciones, ha introducido el tĂ©rmino de feminicidio y ha asegurado que de la prueba practicada hasta la fecha existe un patrĂłn en el ‘modus operandi’ del investigado que se puede concretar en una triple secuencia alevosa.

FEMINICIDIO Y MISMO ‘MODUS OPERANDI’

El abogado expone que el acusado siempre contrataba a mujeres que se prestaban a consumir sustancias estupefacientes y a practicar sexo. Con este objetivo –siempre segĂşn su relato de hechos– generaba en ellas una situaciĂłn de confianza para poder acceder a la desnudez de la mujer, sin objeciones.

De esta forma no las elegĂ­a para practicar sexo, sino que su propĂłsito era acceder a las partes Ă­ntimas de las mujeres e introducirles cocaĂ­na que, por la cantidad y pureza, era letal.

Esta situaciĂłn –afirma el letrado– generaba «relajaciĂłn y confianza» en las mujeres, lo que constituye una alevosĂ­a proditoria –de trampa– y llevaba a un nuevo escenario: ya contratadas, las mujeres se prestaban a tomar una copa y allĂ­ se introducĂ­a algĂşn tipo de sustancia que disminuĂ­a las facultades volitivas de las vĂ­ctimas, lo que significarĂ­a una alevosĂ­a de desvalimiento.

Y tras ello, dentro de una alevosía sorpresiva, la mujer, que ya había consumido la sustancia de «atontamiento» y de cocaína esnifada, comenzaba el uso del arma homicida: introducir cocaína de gran pureza en cantidad letal en las partes íntimas de las mujeres. «El resultado ha generado que en algunos casos las mujeres han podido reaccionar expulsando la sustancia letal estupefaciente, pero en otros ha provocado la muerte», mantiene el letrado en su escrito.

Ante estos hechos, se solicita que se atribuya al investigado la circunstancia agravante de género: «Los hechos han sido cometidos contra mujeres por el hecho de serlo y con intención de dejar patente un sentimiento de superioridad».

El letrado recuerda en su escrito que desde el Convenio de Estambul, ratificado por España en el año 2014, permite aplicarse esta agravante a toda forma de violencia contra las mujeres, motivado porque el agresor se siente superior y como medio para demostrar a la víctima que la considere superior, disfrutando como agonizan, convulsionan o fallecen.

Además, el letrado alude a un trato degradante y humillante que conduce a tipificar esta conducta como delito contra la integridad moral: «El hecho de utilizar a todas las mujeres de forma instrumental, contratándolas con la excusa de realizar actos sexuales y, sin embargo, buscar dominarlas y someterlas a su perversión, introduciéndolas sustancia estupefacientes sin su consentimiento».

Hasta ahora, el juzgado mantiene el procedimiento contra el acusado por dos delitos de homicidio/asesinato consumado; tres delito de homicidio en grado de tentativa; un delito de omisión del deber de socorro; un delito contra la integridad moral/lesiones; contra la salud pública; un delito de profanación de cadáveres y otro de agresión sexual.