Rita Maestre frena los parking disuasorios y logra que el tráfico siga igual en Madrid

La concejal y líder de la oposición en el Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, no tiene un plan claro para afrontar la movilidad en la Comunidad en los próximos años. Su postura es decir «no» a cualquier alternativa que pretenda facilitar la vida de los madrileños que viven en otros municipios de la autonomía y que vienen en su coche particular a trabajar a la capital. Por el momento, Maestre ha conseguido frenar con la complicidad del alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, la construcción de los macroparkings que había planificado construir en Tres Olivos, Mar de Cristal y Aravaca. Sin embargo, no se ofrece ninguna alternativa más lejos de prohibir la entrada de coches o de hacerles pagar una plaza de aparcamiento o por dejar el vehículo en cualquier punto. Si te quieres mover por la capital, Rita quiere que cojas el transporte público como única opción. Poco le importa la conexión o situación del municipio en el que vivas Y si quieres traer el coche, prepárate para las restricciones de movilidad que irán in crescendo durante los próximos años.

El alcalde también contempla elevar las restricciones a la movilidad en su plan Madrid 360. El problema es que no quiere hacerlo aún porque sabe las consecuencias políticas que tendrá. Se desliza de las intenciones del regidor que todo pasa por restringir la circulación a los coches más contaminantes (etiqueta B y C), pero lo cierto es que antes tenía un plan alternativo para estos conductores al que ahora ha renunciado por la presión de partidos como Más Madrid.

Es una realidad innegable que miles de madrileños entran en la capital desde municipios de la Comunidad de Madrid a diario para trabajar y luego abandonan la ciudad. Sobre las circunstancias de cada uno no se puede entrar, pero lo cierto es que el transporte público de algunas regiones no ofrece un nivel de conectividad idóneo. Sea como sea, Almeida no era ajeno a esta realidad y quiso emprender un proyecto que armonizaba las necesidades de estos madrileños que residen en otros municipios y las demandas de aire limpio de la ciudad. La solución pasaba por construir unos parkings disuasorios bien conectados con el centro que permitieran aparcar a las afueras sin la necesidad de colapsar la circulación del centro de la ciudad. Sin embargo, Rita se ha encargado de convencer al alcalde de que esa no es una solución viable. La clave es prohibir para orientar al ciudadano a que use el transporte público.

Ella, que no tiene necesidad de coger el coche porque vive en una zona privilegiada de la capital, ha impuesto su doctrina

La concejal Maestre tiene claro que si hay alguien que tiene que sufrir las consecuencias es ese conductor que coge su vehículo a diario para entrar en Madrid. Ella, que no tiene ninguna necesidad de coger el coche porque vive en una zona privilegiada de la capital, ha impuesto su doctrina y no quiere saber nada de esos trabajadores que entran a diario en Madrid y dejan su coche y su huella de contaminación por venir a cumplir su tarea. Más Madrid ha declarado la guerra a los macroparking disuasorios porque entiende que es traer más contaminación a la capital. Los vecinos de esas zonas también se quejaron por la posible llegada de muchos coches, pero lo cierto es que no parece haber ningún político que haya llegado a una solución viable para todos.

Que Almeida haya renunciado a este proyecto se justifica, a nivel interno, por la falta de demanda. Quizás, con la futura aplicación de Madrid 360 y la consiguiente prohibición de la circulación de muchos vehículos por la almendra central de la M-30 estos parkings verían como aumenta su demanda, pero sea como sea, de momento no son rentables y esto ha echado atrás al Ayuntamiento. El problema es que Rita quiere ir más allá y parece que el alcalde obedece su doctrina. «¡Conseguido! Enhorabuena a la movilización vecinal que ha logrado que Almeida de marcha atrás y suspenda los macroparkings que había planificado construir en Tres Olivos, Mar de Cristal y Aravaca. Más vida, menos humos», han comentado desde Más Madrid.

La batalla la han dado con carteles, con protestas y con todo tipo de quejas hasta que el alcalde, con las cuentas sobre la mesa, ha decidido echarse atrás. Sin embargo, el problema sigue estando y quien lo padece son el resto de los madrileños. A diario entran aproximadamente un millón de coches en la capital, según las cifras que maneja el Ayuntamiento de Madrid, y los 12 aparcamientos disuasorios que pretendía construir el Consistorio aportarían 9.570 plazas. Vamos, que la idea era que ese millón de coches se redujera en 9,570 coches con tal de que se redujera considerablemente el paso de los vehículos más contaminantes. La idea era que esos 12 parkings y las restricciones contuviera el acceso de los coches que emitieran mayor cantidad de CO2. Pero parece que Almeida y Rita se han puesto de acuerdo para dejar este problema para más adelante.

Al final, Almeida se ha gastado más de un millón de euros tan solo en planificar estos macroparkings para luego dejarse llevar por las pretensiones de Rita Maestre para no hacer nada. La excusa que dan desde el Ayuntamiento de Madrid es que no se usan ni son rentables. Pero sea como sea, al final la solución no ayuda a nadie. Rita seguirá teniendo al millón de coches diario que entra en la capital en la almendra central de la M-30 y Almeida se ha gastado una buena cantidad de dinero público en planificar unos parkings que no se construirán. El resumen es que hay menos dinero en las arcas públicas y los mismos coches en la capital a diario. Nada se ha solucionado y todos han movido ficha.