El coche eléctrico no es una prioridad para BWM. El consejero delegado de la firma alemana, Oliver Zipse, advertía a las empresas del sector de tener cuidado para no volverse «demasiado dependientes» de unos pocos países. El aviso se entendía en el contexto de centrarse «únicamente» en el coche eléctrico. Estas palabras llegan en un momento en que el que se encuentran inmersos en distintas investigaciones por acumular más de un millón de vehículos defectuosos. Además de desafortunadas, estas afirmaciones demuestran que algo no funciona bien en la casa alemana, tanto por los términos escogidos como por el trasfondo.
El consejero delegado de BMW considera que no es el momento de apostar por el coche eléctrico y que el acelerón de la industria para reconvertirse hacía este tipo de vehículos le parece desafortunada. Al menos, es lo que transmiten sus últimas palabras, pronunciadas en una mesa redonda celebrada en Nueva York recientemente. Durante este encuentro, Zipse alertó de dos problemas principales. El primero es que apostar por el coche eléctrico «aumenta la dependencia de unos pocos países». En especial, de China, ya que la región tiene bajo control gran parte de las materias primas que necesitan este tipo de vehículos. Entre los que destacan los óxidos para tratar el cobalto, de los cuales cada unidad requiere entorno a 10 kilogramos, o las llamadas tierras raras.
Sin embargo, la firma alemana no es la más indicada para realizar estas afirmaciones, aunque no se puede negar esa máxima. Y es que, BMW tiene una presencia muy fuerte en la región asiática a través de sus socios. También produce allí un gran número de unidades merced a sus enormes fábricas, aunque algunas de estas actualmente se encuentran cerradas debido a los confinamientos obligatorios que algunas de las grandes ciudades chinas como Shanghái se han visto obligadas a imponer debido a la situación pandémica. Un problema que se le suma, además, al de los microchips que se puede extender hasta 2023. En otras palabras, BMW ya está pagando un precio por su dependencia china.
ZIPSE PREFIERE SEGUIR APOSTANDO POR EL COCHE DE COMBUSTIÓN
Sin embargo, la cuestión que más choca de Zipse es su cruzada por mantener la industria del motor a combustión. Incluso, cuando los argumentos esgrimidos son poco sólidos. Así, el CEO de BMW señaló en Nueva York: «Si alguien no puede comprar un vehículo eléctrico por alguna razón, pero necesita un automóvil, ¿preferiría proponerle que continúe conduciendo su viejo automóvil para siempre? Si usted ya no vende motores de combustión, alguien más lo hará».
En la actualidad no todo el mundo se puede permitir un vehículo eléctrico, ya sea por precio o por autonomía. Pero esa respuesta que podría valerle al 90% de las marcas de automóviles de todo el mundo. Sin embargo, difícilmente alguien que no se puede permitir comprarse ahora o en adelante un coche eléctrico (los precios tenderán a la bajar) sí puede adquirir un BMW. Quizás el problema es otro: que aquellos que puedan permitirse un BMW prefiera comprarse un eléctrico (de otra marca) a un precio similar.
De ahí, el nerviosismo que está demostrando últimamente la ejecutiva de la marca alemana. En cuanto a la segunda opción, autonomía e infraestructura de carga, obviamente todavía hay muchas limitaciones, pero sus rivales se están adelantando. De hecho, su archirrival Mercedes Benz presentó ya un modelo, el Vision EQXX, con una autonomía récord de 1.000 kilómetros. Obviamente, se trata de un modelo de alta gama, pero en la industria del motor ese es el comienzo, ya que luego esa tecnología se democratiza.
Durante la misma presentación, General Motors se presentó como un «fabricante de automóviles a plataforma innovadora», elogió sus avances en vehículos eléctricos comerciales, en conducción autónoma, y presentó una versión a batería de la pick up Chevrolet Silverado. La cita también sirvió para que Sony se presentase como candidato a probar fortuna en el sector y el resto de firmas anunciaron acuerdos o extensiones de los mismos para seguir creciendo: Ford, Geely y Volkswagen. También Qualcomm, un fabricante de chips, con Volvo, Honda y Renault.
Por su parte, lo más destacado de BMW fue la presentación de un modelo que cambia de color, pero lo que realmente sorprende es que Zipse parece alejado de la realidad. Para él, la apuesta por el coche eléctrico no es válida sin tener en cuenta también al de combustión. “Si usted ya no vende motores de combustión, alguien más lo hará”, explicó en Nueva York. Unas palabras, de nuevo, poco representativas. En primer lugar, porque el problema de los fabricantes no es que hagan muy pocos vehículos a combustión, sino que su tecnología en electrificación es deficiente. Por otra parte, porque esas diferencias en tecnología son vitales de cara al futuro.
Por último, la firma se ha enfrentado a otro grave problema: las investigaciones por vender millones de coches defectuosos. En el año 2018, en Corea del Sur, varios modelos de BMW se incendiaron, lo que llevó a las autoridades a investigar a la firma. Hasta el punto de que algún directivo se vio obligado a dar explicaciones ante el Congreso. Los coreanos temían que solo fuera cosa de su país, pero pronto se demostró que no. Además, ahora se han visto obligados a retirar del mercado un millón de vehículo, aproximadamente, porque tenían piezas defectuosas que podrían causar problemas a sus clientes.