Muchos cogen el avión frecuentemente durante todo el año; otros, en esta época, con la llegada de las vacaciones de verano. De cualquier forma, quién más quien menos lo ha cogido alguna vez y en muchos casos una vez al año para los días de descanso. El problema obviamente viene en el caso de que el avión sea casi tu segundo hogar, bien por motivos de trabajo, por se un nómada o por ejemplo residir en Canarias y volar frecuentemente a Madrid, por poner un caso «casero». En estos casos veamos qué riesgos para tu salud conlleva estar tantas veces y tanto tiempo en el aire.
EL AVIÓN, UN LUGAR POCO SALUDABLE
Aparte del riesgo más grave, debido al ‘jet lag’, están otros factores que hacen que el viaje en avión frecuente y durante vuelos largos no sean precisamente sanos. Para empezar, nuestro cuerpo se ve afectado internamente por las condiciones que se dan en el avión, ya que al viajar a gran altura, se produce un cambio en la presión atmosférica. Esto puede provocar sensación de fatiga y dolor de cabeza en muchas ocasiones.
Y no digamos la presurización de la cabina: con ella la humedad se reduce un 25%, causando sequedad en nariz y boca, y aumentando el riesgo de resfriados y otras infecciones. Pero hay más, que tiene ya que ver con estar sentado tanto tiempo…
