La sangría del PCE: pasa de 200.000 militantes en 1977 a menos de 8.000 en 2022

El XI Congreso del Partido Comunista de España (PCE) ha certificado la continuidad de Enrique Santiago en la secretaría general de esta histórica formación que ha logrado regresar a ser parte del Gobierno de España ocho décadas después. 

El también secretario de Estado de la Agenda 2030 venció dejándose muchos pelos en la gatera, ya que su rival Alberto Cubero alcanzó el 45,8% de apoyos a pesar de que su rival tenía el apoyo de personajes con mucho peso en el partido (el ministro Alberto Garzón, el eurodiputado Manu Pineda o varios históricos).

SANGRÍA

Santiago sacó pecho por lograr hueco en el Congreso (2019) o en el Gobierno (2021) mientras el PCE celebraba su centenario mientras empujaba hacia la unión Podemos-IU que ha contribuido a que la agenda legislativa del Ejecutivo tenga un marcado carácter social (subidas del SMI, reforma laboral, renta básica garantizada o escudo social durante la pandemia).

Es cierto que el secretario general del PCE no ha logrado frenar la sangría del histórico partido que llegó a cuadriplicar en militantes al PSOE en 1977 (200.000 frente a apenas 50.000) y que en 1983, tras la mayoría absolutísima de Felipe González, se había desplomado hasta los 80.000 camaradas. 

El PCE, en la actualidad, no llega a 8.000 militantes tras haber perdido casi 1.000 durante los últimos cuatro años liderados por Enrique Santiago, que logró el 54,1% de apoyos para mantener el liderazgo gracias a la confianza que le dispensó el Partido Comunista de Andalucía, todavía dolido por haberse quedado fuera del Parlamento andaluz.

INTERCAMBIO DE GOLPES

Desde el sector de Santiago acusaron a Cubero de tener una «retórica autocomplaciente y estéril» tras haber criticado que la máxima aspiración del PCE es convertirse en muleta gubernamental del PSOE, que es lo que durante lustros se le ha achacado a Gaspar Llamazares.

El sector oficialista cree que el crítico quería llevar al PCE a la irrelevancia, mientras que los partidarios de Cubero acusaron a los de Santiago de «pucherazo», opacidad y aburguesamiento (amén de denunciar el excesivo apoyo al nuevo proyecto de Yolanda Díaz, que no cuenta con unas ideas definidas).

Es cierto que Santiago apoya a Sumar pese a las dudas que suscita en el proyecto yolandista Podemos, formación con la que el secretario general del PCE tenía una relación excelente hasta hace solo unas semanas.

La número dos del PCE es ahora Amanda Meyer, recién relevada como jefa de Gabinete del Ministerio de Igualdad que lidera Irene Montero. Meyer, que está llamada a liderar el histórico partido el día de mañana, se quedó sin hueco en el Gobierno por el enfado morado con sus maniobras y las de su pareja (Toni Valero, líder de IU Andalucía) por la confección de Por Andalucía en las últimas autonómicas.

ESCASAS FELICITACIONES

Escaso entusiasmo ha mostrado tras vencer Enrique Santiago, que no ha recibido demasiadas felicitaciones públicas a pesar de señalar que ha conseguido tejer «un partido más útil, más visible y más influyente» en los últimos años. 

Cubero sin embargo cree que «el Partido Comunista se ha insertado en estos cuatro últimos años en la salida reformista a la crisis del Régimen del 78, y hemos abandonado nuestro objetivo fundacional, que es el de la transformación revolucionaria de la sociedad. Y cuando uno abandona su objetivo fundacional es que se está empezando a convertir en otra cosa que no es el Partido Comunista».

El candidato derrotado también advierte de «los riesgos» del proyecto Sumar, «especialmente los relacionados con construir la casa por el tejado, es decir, primero hablar de liderazgo y luego de programa y organización».