Las tiendas están empezando ya a traer su tradicional surtido de productos navideños, entre los que destacan los dulces, como los turrones y los polvorones, tan exclusivos de esta época del año que un solo bocado nos sabe a fiestas, a hogar y a niñez. El origen de los polvorones se remonta al siglo XVI, a la región andaluza de la Estepa, aunque fue en el siglo XIX cuando una mujer llamada Filomena Micaela Ruiz, comenzó a comerciarlos. Poco a poco se fue pasando a una producción más industrial y a distribuirse en grandes cantidades. Hoy día encontramos un sin fin de variedades de polvorones y mantecados (que, por cierto, se diferencian por la forma, unos son ovalados y otros redondos y por el contenido en almendra), y los podemos comprar en cualquier supermercado, de diferentes fabricantes. Pero los polvorones más ricos que existen son los caseros.
3PREPARACIÓN DE LA MASA
Comenzamos tostando la harina. Para ello, la extendemos en una bandeja de horno y la ponemos a 160º (si se usa con aire) o a 180º (sin aire) durante unos 15 minutos, hasta que veamos que adquiere un color tostado. La sacamos del horno, removemos un poco para que el calor se distribuya bien, y dejamos que se enfríe. Mientras tanto tostamos las almendras a la misma temperatura durante unos 8 minutos, lo juro para que tengan algo de color. Una vez que se hayan enfriado las trituramos. Tamizamos el azúcar glas junto con la canela molida en un bol e incorporamos la almendra molida. Después añadimos la harina tostada y una pizca de sal. Por último ponemos solo 160gr del aceite de oliva y mezclamos bien. En primer lugar quedará una mezcla de migas que se irá cohesionando a medida que trabajamos la masa. Seguramente habrá que añadir más aceite hasta llegar a los 170 o 180 gr, pero es mejor ir añadiendo poco a poco para conseguir la mejor consistencia. Debe quedar una mezcla blanda que apenas se pegue a los dedos. Envolvemos en plástico y dejamos reposar una media hora.