El Papa ha mostrado su preocupación por la situación de la guerra civil en Libia, que ya ha dejado casi medio millón de desplazados internos, ha denunciado la «crueldad» con la que se trata a los migrantes y refugiados y ha pedido que actúe el paraguas de la protección internacional.
«Rezo por los miles de migrantes, refugiados, solicitantes de asilo y desplazados internos en Libia. La situación sanitaria ha agravado sus ya precarias condiciones, haciéndolos más vulnerables a las formas de explotación y violencia», ha señalado Francisco tras el rezo dominical del Ángelus. «Hay crueldad», ha señalado.
Las consideraciones del Papa tienen lugar después de que una barcaza con más de 32 personas a bordo haya naufragado poco después de haber partido desde la costa de Zawya. Según denunció en su cuenta de Twitter la organización Alarm Phone -una línea telefónica que funciona desde octubre de 2014 para localizar a las personas que corren peligro en el mar Mediterráneo- 12 personas, entre ellos dos niños, continúan desaparecidas.
El Papa ha aprovechado su cita pública para instar «a los organismos internacionales y a quienes ostentan responsabilidades políticas y militares a que reanuden con convicción y decisión la búsqueda de un camino para poner fin a la violencia, que conduzca a la paz, la estabilidad y la unidad del país».
Del mismo modo, ha pedido a los principales actores de la comunidad internacional que se tomen en serio la «difícil situación» en Libia, «identificando vías y proporcionando medios para proporcionarles la protección que necesitan, una condición digna y un futuro de esperanza.
«Todos tienen responsabilidad. Nadie se puede ver excluido de ello», ha añadido al hablar sobre los migrantes que están en territorio libio con la esperanza puesta en llegar a Europa, cuya situación, debido a la guerra, ha empeorado causando problemas humanitarios.
