jueves, 12 diciembre 2024

Sanidad y Educación recomiendan abrir puertas y ventanas en los centros educativos

El Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Educación y FP recomiendan que la ventilación natural, esto es, la apertura de puertas y ventanas, en los centros educativos, para evitar así la transmisión del SARS-CoV-2, se haga ahora «de forma permanente».

Este es uno de los cambios que han introducido ambos ministerios en el documento sobre ‘Medidas de prevención, higiene y promoción de la salud frente a COVID-19 para centros educativos en el curso 2020-2021’, cuya última actualización databa del 17 de septiembre del año pasado.

El documento de septiembre recogía que se debía ventilar «con frecuencia» las instalaciones del centro educativo durante, al menos, unos 10-15 minutos al inicio y al final de la jornada, durante el recreo y, siempre que sea posible, entre clases, «manteniéndose las ventanas abiertas todo el tiempo que sea posible y con las medidas de prevención de accidentes necesarias».

Además, recomendaba aumentar el suministro de aire fresco y no utilizar la función de recirculación de aire interior.

Sin embargo, las recomendaciones emitidas ahora por Sanidad y Educación explican de manera más detallada cómo ha de ser la ventilación en los colegios e institutos e introducen algunos cambios, dada «la nueva evidencia sobre la transmisión del SARS-CoV-2 por aerosoles», que «hace necesario enfatizar la importancia de la ventilación y reforzar algunas recomendaciones relacionadas».

Así, el documento recoge ahora que «la ventilación natural es la opción preferente» y se recomienda la ventilación cruzada y si es posible «de forma permanente», con apertura de puertas y/o ventanas opuestas o al menos en lados diferentes de la sala, para favorecer la circulación de aire y garantizar un barrido eficaz por todo el espacio. «Es más recomendable repartir los puntos de apertura de puertas y ventanas que concentrar la apertura en un solo punto», añade.

Además, «se deberá ventilar con frecuencia las instalaciones del centro, a poder ser de manera permanente, o al menos durante 10-15 minutos al inicio y al final de la jornada, durante el recreo, y siempre que sea posible entre clases, garantizando además una buena ventilación en los pasillos; y con las medidas de prevención de accidentes necesarias». Si bien, el tiempo de ventilación mencionado de 10-15 minutos es orientativo y debe adaptarse a las condiciones y características de cada aula.

Ambos ministerios añaden este apartado al documento de recomendaciones: «En situaciones de alta transmisión comunitaria de SARS-CoV-2, se debe valorar la priorización de la ventilación natural por su efectividad en la prevención de la transmisión por encima de aspectos como las condiciones de temperatura y humedad necesarias para el confort térmico o a los requerimientos de eficiencia energética».

Es decir, Sanidad y Educación recomiendan abrir puertas y ventanas haga frío o no y sin tener en cuenta si está en funcionamiento o no sistemas de calefacción. Pese a las nuevas recomendaciones, muchos centros educativos ya aplican esta ventilación natural de forma continua.

VENTILACIÓN MECÁNICA

El documento recoge también recomendaciones en caso de que la ventilación natural no sea suficiente. «Se puede utilizar ventilación forzada (mecánica), debiendo aumentarse el suministro de aire exterior y disminuir la fracción de aire recirculado al máximo, con el fin de obtener una adecuada renovación de aire», puede leerse en el texto, actualizado este mes de febrero. Pero para ello, los equipos de ventilación forzada deben estar bien instalados y garantizarse un adecuado mantenimiento.

Y, según continúa el documento, «únicamente si no es posible conseguir la ventilación adecuada mediante ventilación natural o mecánica, se podrían utilizar filtros o purificadores de aire (dotados con filtros HEPA)». Como alternativa, se debe valorar el uso de otros espacios (aulas o salas del centro educativo, o municipales).

Ahora, si fuera imprescindible la utilización de filtros de aire, estos deben tener la eficacia que asegure el caudal de aire recomendado y se debe recibir asesoramiento técnico para su ubicación y mantenimiento.

Por otro lado, en el caso de programar actividades que aumentan la emisión de aerosoles como gritar o cantar se recomienda realizarlas siempre que sea posible en el exterior y, si no lo fuera, garantizar una adecuada ventilación, mantener la distancia y el uso adecuado de la mascarilla.

Dado que la realización de ejercicio físico también aumenta la emisión de aerosoles, se debe promover la realización de las clases de educación física en espacios exteriores. En el caso de que se realicen en interiores, es de especial importancia el uso adecuado de la mascarilla, aumentar la distancia e intensificar la ventilación.

ALUMNOS CON PATOLOGÍAS DE ESPECIAL RIESGO

El documento incluye también recomendaciones para aquellos alumnos que tengan una patología de especial riesgo para la COVID-19.

En general, el alumnado con patologías crónicas estables, que no comprometan su estado de salud, puede asistir a clases presenciales de manera segura, siempre que se hayan implementado y adaptado las medidas de prevención e higiene recomendadas.

Pero, en caso de descompensación de su patología crónica, o aparición de alguna complicación, no se aconseja la asistencia a clases presenciales hasta su restablecimiento.

Asimismo, los niños y adolescentes que presenten alguna patología considerada por Sanidad y Educación como «patologías de especial riesgo para COVID-19», podrían quedar exentos de forma transitoria de la educación presencial si así lo deciden sus progenitores o tutores legales tras una evaluación individualizada médica y pedagógica y una decisión informada. En este sentido, otra novedad que recoge este documento de recomendaciones es un listado de cuáles son las patologías que podrán tenerse en cuenta para tomar esta decisión.

La patología que justifique esta exención deberá quedar reflejada por el pediatra especialista de referencia en un informe clínico o en un certificado médico.

Ante otras situaciones particulares del niño o adolescente (por otras patologías crónicas no recogidas en el listado u otros condicionantes de salud) o que pudieran darse en su entorno próximo, se aconseja individualizar cada caso concreto, a fin de que se pueda tomar una decisión educativa adecuada.

En relación con la justificación de estas situaciones: los profesionales sanitarios no realizarán justificantes sobre la asistencia o no de los niños al centro educativo; y los progenitores o tutores legales presentarán un certificado médico del profesional de referencia de su patología crónica grave o de informes clínicos previos donde se recoja alguno de los problemas de salud de la lista de patologías de especial riesgo para la COVID-19.

En el caso de que los argumentos sean otros, será la familia la responsable de justificar su decisión ante la autoridad educativa.