La sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha condenado a penas que suman 32 años y medio de prisión y a 36 años de libertad vigilada al sacerdote Segundo C.V., por haber abusado sexualmente de seis menores, alumnos del Colegio Salesianos de Vigo, donde el procesado daba clases.
Según la sentencia, los hechos ocurrieron durante un campamento en la localidad de Cambados y también en una peregrinación a Santiago de Compostela. Además, otro de los menores fue abusado en la sede de una asociación juvenil vinculada al Colegio, mientras veía un partido de fútbol.
El tribunal considera acreditado que Segundo C.V., aprovechando su condición de superioridad, al ser profesor de los jóvenes y monitor en sus actividades extraescolares, abusó sexualmente de varios de ellos. Así, ve probado que, durante una peregrinación a Santiago de Compostela, en abril de 2019, este sacerdote realizó tocamientos en los genitales a dos menores por la noche.
La Audiencia también ve probado que, en julio de ese año, en un campamento juvenil en Cambados, el acusado repitió esos abusos y realizó tocamientos en sus partes íntimas a uno de los menores de los que ya había abusado durante la realización del Camino de Santiago, y a otros tres chicos.
TOCAMIENTOS
Según se recoge en la sentencia, el modo de actuar era siempre muy parecido: el acusado se acercaba a los chicos cuando éstos dormían y les tocaba por encima del pijama o, algunas veces, por dentro de la ropa. Los menores, al percatarse de lo que ocurría, trataban de eludir a su profesor girándose, cerrando su saco de dormir o incluso poniéndose una almohada entre las piernas.
Dado que la relación del acusado con los jóvenes era de amistad y confianza, las víctimas quedaban en estado de ‘shock’ cuando sufrían los tocamientos, y alguno de ellos dudó a la hora de denunciarlos por miedo a que no le creyeran y por vergüenza.
Además de esos episodios, el tribunal le atribuye otro delito de abusos, cometido sobre otro menor en junio de 2019. En ese caso, los hechos ocurrieron en la sede de una asociación juvenil vinculada al colegio de los Salesianos en Vigo, donde el acusado se encontraba viendo un partido de fútbol con otros jóvenes.
Allí, aprovechando que se acercaba a hablar con uno de los chicos, puso su mano en los genitales del menor que estaba a su lado. Cuando el chico se percató, se levantó a por bebidas y, para evitar sentarse de nuevo junto a Segundo, acabó acomodándose en el suelo con otros compañeros.
DELITOS Y CONDENA
En total, la Audiencia señala que fueron seis los chicos afectados, y que sobre ellos Segundo C.V. cometió siete delitos de abusos sexuales, tres de ellos continuados. En todos los casos, ha señalado el tribunal, se dio la circunstancia agravante de abuso de superioridad.
Los magistrados han otorgado credibilidad al testimonio de los menores y han rechazado que hubieran denunciado los hechos guiados por un ánimo espúreo o por interés de perjudicar al encausado. Al contrario, en su resolución han recordado que el acusado «no era solo un profesor, era su amigo, su referente».
Además, han incidido, los psicólogos forenses que los examinaron determinaron que todos padecieron, como consecuencia de esos abusos, daños psicólogicos en mayor o menor grado, compatibles con los hechos que se enjuiciaron.
En definitiva, la Audiencia ha apuntado que los menores no ganaron nada denunciando los hechos, sino que, por contra, «sufrieron las insidias y menosprecios de otros compañeros que los llamaron mentirosos».
Por todos estos hechos, el tribunal ha condenado a Segundo C.V. a penas que suman 32 años y medio de cárcel, y 36 años de libertad vigilada. Además, tendrán que mantenerse alejado de sus víctimas entre 4 y 9 años, y será inhabilitado durante 31 años para el ejercicio de cargo, profesión u oficio que requiera contacto con menores.
En la sentencia también se recoge que todos los menores han sufrido trastornos de conducta, o de estrés postraumático en algún caso. Así, las víctimas han padecido problemas de sueño, pesadillas recurrentes, bajo rendimiento escolar, síntomas depresivos, de irritabilidad, comportamiento desconfiado y otras secuelas.
Por esos daños, la Audiencia establece que el acusado, junto con la Congregación San Francisco de Sales y la Inspectoría Salesiana Santiago el Mayor indemnicen a los chicos en cantidades que suman 76.000 euros.