Yolanda Díaz ofrece a Irene Montero ser la cuarta diputada, pero sin voz ni voto en el grupo

La ministra de Igualdad, Irene Montero, se ha convertido en el «gran escollo» para llegar a un acuerdo. Sumar y Podemos siguen en conversaciones intensas para ver si van juntos a las elecciones. Todo parece indicar que avanza, pero el problema de dónde colocar a Irene Montero se ha convertido en un auténtico escollo para la integración. La idea que tiene Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, es la de colocar a la ministra en un puesto relativamente bajo, como cabeza de lista de alguna provincia que deje claro que no será nadie relevante en el partido. Pero el hecho es que en el entorno de Yolanda Díaz prefieren no colocarla en ningún lado porque «resta votos». De momento, la oferta es ser la número cuatro de las listas.

Ione Belarra, secretaria general de Podemos tiene hueco. Otros como Pablo Echenique, portavoz de Podemos en el Congreso de los Diputados, o Lilith Verstrynge, secretaria de Organización de la formación morada, podrían tener un hueco como mínimo para ser parlamentarios. Sin embargo, la mera presencia de Irene Montero podría restar votos a Sumar y levantar recelos internos porque la tienen en muy mala estima. La ministra de Igualdad es ahora mismo el mayor escollo que hay para que Sumar y Podemos vayan juntos a las elecciones. El problema es que en este asunto no solo está el ego de Irene Montero, sino la influencia y las injerencias constantes de Pablo Iglesias, cofundador de Podemos, dado que tiene interés personal en tener cierto control en la confluencia entre la formación morada y el partido de Yolanda Díaz.

Sumar tiene la determinación de ir en conjunto a las elecciones. Saben que ir unidos le darán hasta 15 parlamentarios más. Es evidente para los seguidores de la formación que hay que ir unidos a las elecciones para conseguir condicionar al máximo a un PSOE que necesitaría la muleta de Yolanda Díaz para poder gobernar. El Ejecutivo sería de coalición y habría ministros de Sumar por doquier. El problema es que Yolanda Díaz está absolutamente convencida de que nadie de los que ahora son ministros debería repetir excepto ella. Y mucho menos una Irene Montero que se ha convertido en el mayor problema de Podemos y en uno de los activos más letales para la formación morada. Ella resta votos. Y esto es algo de lo que están absolutamente convencidos en el entorno de la vicepresidenta.

Irene Montero, por su parte, está enquistada en Podemos y se niega a buscarse la vida en el sector privado por su cuenta dado que se considera un activo importante en la izquierda. Fuentes de Podemos deslizan que Montero padece algo similar al síndrome de la Moncloa pero en su partido. Mientras que en su entorno están absolutamente convencidos de que ella o su secretaria de Estado, Ángela Rodríguez, restan estén donde estén, ellas están convencidas exactamente de lo contrario. De hecho, su peso y poder en Podemos deja claro que marcan la agenda en las negociaciones poniendo las cosas difíciles a todas las formaciones que están dentro de Unidas Podemos y a los propios morados que esperan conseguir una coalición en condiciones.

La idea que tienen en Sumar y que han puesto encima de la mesa es la de dejar que Irene Montero sea una diputada sin peso y sin apenas voz en el partido. Que vaya por una provincia no excesivamente relevante y que quede claro que se acabó chupar cámara siempre que se pueda. Esta propuesta intermedia agrada en Podemos, pero lo cierto es que Irene Montero se considera a sí misma el principal activo de la formación morada y se niega a dar un paso al lado para facilitar la integración entre los dos partido. Al menos de momento, aunque las presiones internas siguen al alza a medida que se acaba el plazo para presentarse a las elecciones.