García-Page e Illa se preparan para la noche de cuchillos largos en el PSOE

Emiliano García-Page y Salvador Illa se preparan para librar la gran guerra interna en el PSOE. El presidente de Castilla-La Mancha no ha tenido ningún acto con Pedro Sánchez en la campaña electoral de las generales del próximo 23 de julio, mientras ha estado arropado por el líder del PSC y la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, en Barcelona.

En Cataluña, Sánchez se ha movido como pez en el agua, lanzando dardos a la confluencia catalana de Sumar y un ataque directo a Feijóo y Vox, como no podía ser de otra forma. Con Illa se ha escenificado a la perfección del significado del ‘sanchismo’ o el ‘pedrismo’, el culto a su ‘sanchidad’, sin voces críticas ni exabruptos hacia el líder a pesar de la debacle elección tras elección desde 2019, incluyendo al propio PSC.

Sin crítica y con la oposición interna completamente silenciada, los socialistas consideran que su estrategia es la mejor y anticipan algunas sorpresas, como mostrar la vieja foto de Feijóo con el narco Marcial Dorado a tan sólo cinco días de la votación en la urna. La imagen no ha tenido efecto en Galicia, como tampoco ha restado votos al PP, que ha cosechado no sólo electores sino autonomías y Ayuntamientos con una mayoría abrumadora.

ILLA, UN SANCHISTA DE PRO, SE ENFRENTA A GARCÍA-PAGE

No obstante, García-Page muestra la cara opuesta a la de Illa. En las pasadas elecciones municipales y autonómicas, el presidente de Castilla-La Mancha pidió encarecidamente a Sánchez no pisar tierras castellanomanchegas, pero finalmente hubo un conato de reconciliación entre ambos.

Poco después de conocerse el resultado definitivo, el líder residente en el Palacio de Fuensalida arremetió con dureza contra el secretario general del PSOE. De hecho, desde aquella contienda electoral del pasado 28 de mayo, García-Page ha descolgado el teléfono y convocado reuniones con los damnificados por el ‘sanchismo’, los denominados «purgados». Este sanedrín crítico con el líder trata de movilizarse para cortar de raíz la peor etapa socialista. No sólo son purgas, sino también traspasar líneas rojas, como haber pactado con comunistas e independentistas, como Bildu y ERC, compañero de viaje que no quiere ni ver en pintura la vieja guardia socialista.

Emiliano García-Page se mueve para sustituir a Pedro Sánchez al frente del PSOE
Emiliano García-Page se mueve para sustituir a Pedro Sánchez al frente del PSOE

García-Page tiene su relato montado. Salvo sorpresa mayúscula, Pedro Sánchez perderá las elecciones de paliza y tendrá que dimitir o bien en la noche electoral o bien pocas horas después. No obstante, delante tiene al escritor de ‘Manual de resistencia‘, un superviviente que conoce de primera mano lo que es un castigo de destierro. Aún retumba su recorrido por España para unir a las bases y expulsar a las viejas glorias en un utilitario junto a su esposa. Con la ambición desmedida y sed de venganza, Sánchez apartó del PSOE a quienes le ponían palos en las ruedas o a quien le osaba decir que el líder está desnudo.

GARCÍA-PAGE EXIGE REFLEXIÓN AL PSOE

Sánchez aún guarda aliados en varias agrupaciones socialistas de renombre en el PSOE castellanomanchego, aunque García-Page se impone en todas y cada una de ellas. De hecho, el histórico barón socialista no ha pedido el voto explícitamente para Pedro Sánchez, sino para el PSOE. García-Page hace distinciones y diferencias entre el PSOE de Pedro Sánchez y el Gobierno. A juicio de esta parte del socialismo, «el PSOE ha dejado pasar numerosas oportunidades para reflexionar tras los comicios que se han celebrado desde 2019». «No ha habido ni autocrítica ni tampoco se han asumido las responsabilidades», destacan.

Ejemplo de ello, ponen la guerra interna entre García-Page y el equipo de Pedro Sánchez para confeccionar las listas de estas elecciones de julio, tras haber escenificado una cierta paz social. Esta guerra por las listas se trasladará después a Ferraz, donde no existen hasta ahora capitanes que osen oponerse al presidente del Gobierno. Este es el principal escollo que tienen los críticos.

«No hay una alternativa. Habrá que reconstruir de nuevo todo el partido, desde los cimientos», apuntan en caso de materializarse la debacle electoral. Por esta razón, García-Page está dialogando y reuniéndose con los pesos pesados para conformar un equipo y tomar las riendas del PSOE, aunque aún habrá que ver el movimiento de los ‘sanchistas’, como Illa o Ximo Puig, desde Valencia. La derrota de Sánchez allanaría el camino a los de García-Page o el otro grupo moderado, como Javier Lambán desde Aragón.

Sánchez ha excluido al líder del PSOE aragonés en el mitin de Huesca, un castigo ante el intento de confeccionar sus propias listas. El candidato a la presidencia del Gobierno exigió a los de Aragón colocar a Pilar Alegría al frente de la candidatura por Zaragoza y Lambán no ha tenido más remedio que aceptarlo antes que oponerse. Lambán sí ha asistido, pero no ha intervenido ni una sola vez ante los micrófonos, como ha pasado también con el candidato de Teruel, Herminio Sancho.

SÁNCHEZ EXCLUYE A LAMBÁN EN HUESCA Y SE OLVIDA DE ANDALUCÍA

Si Illa y Puig mantuvieran el pulso o exigieran las cuotas correspondientes en función de los resultados electorales podrían desatar una nueva batalla, esta sí, la definitiva para mantener el continuismo o bien la reconstrucción total del partido. Sobre las purgas, este grupo de socialistas no se pronuncian, pero las ven casi inevitables tras el «nepotismo» mostrado por Sánchez. «Él no ha dejado a ni uno, por qué deberían otros hacer lo mismo», reflexionan.

Otra opción es que Sánchez se oponga a su sustitución. «Si se enroca en las posiciones corremos el riesgo de escisiones y una fuerte división interna nos abocaría a la desaparición como partido», han alertado. Este riesgo no es desconocido para la vieja guardia. Felipe González lo ha puesto de manifiesto en varias ocasiones. «El riesgo de involución no ha desaparecido», aseguró. El PSOE, con sus pactos con Podemos y Sumar, así como con los independentistas, corre el riesgo de desaparecer si no hay una cabeza visible y de consenso que vuelva a aunar a los progresistas.

Con Sánchez, el PSOE se ha convertido en una herramienta de su persona, altavoz de sus logros y también de sus mentiras. Nadie en el PSOE manda por debajo del secretario general, nadie muestra que otra vía es posible. Quizá el silencio, del que tanto habló Albert Rivera, sea lo único que quede después. Por ahora, los cuchillos largos se están afilando a conciencia, más cuando es la última oportunidad de redirigir el rumbo y volver a la Constitución, de la que nunca se debió salir.