Disfrutar de unas lonjas finas de jamón ibérico es una cuestión que va más allá de comerlo, eso hay que hacerlo con arte y con gusto. Ideal para una mesa sencilla, pero con mucho encanto, quizás con un poco de pan tostado, un buen vino tinto, unos quesos madurados y aceitunas, es una de las formas más tradicionales de saborear cada bocado y sentir cómo se derrite en la boca.
Incluso, los expertos en salud y nutrición lo ven como un superalimento que es beneficioso para incluir a cualquier dieta, pero hay un pequeño detalle que lo transforma en todo lo contrario. Por eso hoy te explicaré cómo es la forma correcta de comer jamón ibérico sin necesidad de sacrificar el placer de experimentar esa textura que es tan característica, y que es parte no solo de nuestra cultura como país, sino que ha traspasado fronteras y se ha convertido en tradición en otras tierras, como Portugal y el sur de Europa.
4TODO EN EXCESO HACE MAL
A pesar de que los expertos en salud y nutrición lo recomiendan, hay algo que se nos pasa por alto y es la cantidad. Abusar del jamón ibérico puede traer consecuencias negativas a tu organismo por su alto contenido de sal; por lo que deberías comerlo en pequeñas dosis para aprovechar al máximo todos los beneficios que tiene para ofrecerte. Está bien que disfrutes de dos o tres lonchas, pero comerlo a diario o en grandes cantidades, puede generar desequilibrios en tu presión arterial, en específico, aquellas personas que padecen problemas renales o cardiovasculares.
Para aprovechar sus beneficios, lo más recomendable es limitar su consumo a unas pocas raciones semanales o reservarlo solo para ocasiones especiales. Recuerda que todo en exceso es malo, y el truco no es dejar de comerlo o satanizarlo, es disfrutarlo con moderación y evitar que se convierta en el protagonista de tu dieta, mucho ojo con esto, porque aquí ya aprendiste que así como beneficia, también podría destrozar tu salud, y eso es lo menos que queremos.
