La preocupación por tener nuestros dispositivos digitales controlados sin que lo sepamos es una realidad que ha dejado de ser argumento de ciencia ficción para convertirse en un riesgo tangible en nuestra vida diaria. Con la omnipresencia de smartphones, portátiles y asistentes virtuales, equipados todos con micrófonos y cámaras, el potencial para una intrusión no deseada acecha en cada clic o descarga. Este escenario, aunque pueda sonar alarmante, no es insalvable, y los profesionales que mejor entienden estas amenazas aplican medidas básicas pero tremendamente efectivas.
Esta vulnerabilidad, que permite el acceso subrepticio a nuestros sentidos digitales –la vista y el oído de nuestros aparatos–, no siempre viene de ataques sofisticados perpetrados por ciberdelincuentes de alta gama. A menudo, el vector de ataque más común se esconde en algo tan mundano como una aplicación que hemos instalado, aceptando sin leer una serie de permisos que abren la puerta a mucho más de lo que imaginamos. La buena noticia es que la solución para evitar que la cámara o el micrófono sean controlados sin nuestra venia está al alcance de la mano y no requiere ser un gurú informático para implementarla.
5PASOS SENCILLOS PARA RECUPERAR EL CONTROL Y EVITAR SER CONTROLADOS

La buena noticia en este panorama de potenciales amenazas es que las medidas más eficaces para protegerse son, como hemos visto, sorprendentemente simples y están al alcance de cualquiera, sin importar su nivel de conocimiento técnico. No necesitas instalar software complejo o pagar por servicios caros para dar los primeros y más importantes pasos hacia la seguridad digital y evitar que tus dispositivos sean controlados sin tu conocimiento. La clave reside en la proactividad y en adoptar una postura cautelosa frente a los permisos que concedemos y la exposición física de nuestras cámaras y micrófonos integrados.
Revisar periódicamente los ajustes de privacidad de tu sistema operativo, tanto en móvil como en ordenador, es un hábito saludable. Dedica unos minutos a comprobar qué aplicaciones tienen acceso a tu micrófono y cámara, y desactiva aquellas que no lo necesiten para su funcionamiento esencial. Complementa esto con una tapa física para la webcam de tu portátil, una inversión mínima que ofrece una garantía total contra miradas indiscretas que podrían intentar tener acceso a tus dispositivos y que estos sean controlados remotamente. Estos son los trucos básicos, las prácticas fundamentales que los expertos aplican a diario porque saben que la seguridad digital empieza por uno mismo.