Vox vuelve a fiar su futuro a unas elecciones andaluzas con la intenciĆ³n de acercarse al PP

Las elecciones andaluzas de 2018 colocaron a Vox en el mapa polĆ­tico y la misma cita podrĆ­a ser la primera piedra que coloque la formaciĆ³n liderada por Santiago Abascal para recuperar el terreno perdido en los Ćŗltimos tiempos.

Otra clave en la nueva estrategia de este partido es judicializar la polĆ­tica para colocarse discretas medallas (la imputaciĆ³n de JosĆ© FĆ©lix Tezanos por presunta malversaciĆ³n de fondos en el CIS), recurrir los indultos gubernamentales concedidos a los lĆ­deres del procĆ©s o intentar obligar al Gobierno que siga sufragando los colegios que segregan por sexo.

Aun asĆ­ el golpe de efecto que podrĆ­a cambiar la dinĆ”mica en el caladero electoral conservador podrĆ­a ser AndalucĆ­a, donde el Partido Popular baraja adelantar las urnas si Vox rechaza aprobar los presupuestos (y el PSOE de Juan Espadas no los posibilita con una abstenciĆ³n).

AndalucĆ­a

Las expectativas de Vox en el sur son muy positivas de la mano de Macarena Olona, que podrĆ­a dejar el Congreso de los Diputados por liderar a la formaciĆ³n conservadora en la prĆ³xima cita. La intenciĆ³n de Abascal es comenzar una nueva etapa en la que pretenden formar parte de los gobiernos liderados por el PP.

Para ello Abascal ha intentado rebajar la crispaciĆ³n interna que vive el partido despuĆ©s de que un sector antivacunas haya liderado una campaƱa contra uno de los puntales mediĆ”ticos de Vox, Federico JimĆ©nez Losantos.

El lĆ­der del partido fue rotundo: Ā«El que se dedique a la coacciĆ³n, las amenazas, los escraches no tiene sitio en Vox. Quien no respete la libertad de las personas para hacer lo que quieran con su salud, no tiene sitio en Vox. Si detectamos eso no tardarĆ­amos en actuar a travĆ©s de nuestros Ć³rganos internosĀ».

El locutor se habĆ­a lamentado al sufrir Ā«una campaƱa absolutamente salvaje incompatible no ya con la libertad y la democracia, sino con la urbanidad mĆ”s elemental, por parte de un sector que pretende representar o apoderarse de Vox, y ante la que Abascal no ha sabido, querido o podido hacer frente. Peor: como Casado, no estĆ” sabiendo ver el daƱo personal y polĆ­tico que su empecinamiento en el error hace a su persona y, en la medida en que su liderazgo es su activo principal, a VoxĀ«.

Losantos recordĆ³ que Ā«el programa electoral de Vox dice en su apartado de sanidad que la vacunaciĆ³n de los niƱos debe ser obligatoria y gratuita. Es decir, lo que con los diversos problemas de desajustes que produce la dispersiĆ³n autonĆ³mica es uno de los pocos elementos en que coinciden la Izquierda y la Derecha. Ni quĆ© decir tiene que esa vacunaciĆ³n obligatoria invita a suponer que un Gobierno en el que estuviera Vox no aceptarĆ­a la desatenciĆ³n sanitaria a un niƱo, al que, por razones religiosas o ideolĆ³gicas, sus padres dejasen morirĀ«.

Ā«No sĆ© cĆ³mo Abascal llegĆ³ a creer -quiero suponerlo arrepentido- que la horda que esta semana ha atacado a esRadio -yo estoy acostumbrado a las ratas y a los desagradecidos- de una forma que creĆ­mos exclusiva de la extrema izquierda, tiene importancia en su base electoral. No la tiene, y si la tuviera, Vox deberĆ­a combatirlaĀ», aƱadiĆ³.

EspaƱa y lo social

Vox teme que la fuerza de las candidaturas de la ‘EspaƱa vaciada’ le roben votos de las zonas rurales. Otro asunto clave para Abascal es proveerse de un discurso social, tal y como hacĆ­a Jean-Marie Le Pen en Francia con el Ć”nimo de que el Frente Nacional se hiciese fuerte en graneros tradicionales del comunismo.