La decisión de mayor importancia que ha tomado el presidente Pedro Sánchez antes de anunciar el viernes pasado la disolución de las Cámaras y el adelanto de las elecciones generales ha sido rescatar de manos extranjeras a Hisdesat, la sociedad de servicios estratégicos que proporciona las comunicaciones secretas y seguras de la administración general del Estado, fundamentalmente del ministerio de Defensa, Asuntos Exteriores, Interior y del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
La operación diseñada por Moncloa para volver a retomar el control de Hisdesat se ha llevado a cabo mediante una carambola por la que le permite blindar a una sociedad que es el operador de servicios estratégicos gubernamentales y propietario del único satélite espía español: Paz.
Dotado de avanzada tecnología radar de apertura sintética (SAR), Paz fue puesto en órbita hace un año, entró en servicio hace seis meses y cada día proporciona 33 imágenes radar a las Fuerzas Armadas españolas sin que la noche, las tormentas, las nubes o las nieblas le impidan observar cuanto ocurre en la superficie terrestre.
La importancia de salvaguardar el control nacional sobre Hisdesat es lo que ha obligado al Gabinete de Sánchez a utilizar toda su influencia sobre Red Eléctrica de España (REE) ‒participada en un 20 por ciento por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, SEPI‒ para expulsar al capital extranjero de Hispasat, el principal accionista de Hisdesat.
Hispasat no solo es la compañía líder en la distribución de contenidos audiovisuales en español y portugués en todo el mundo, cuarto operador en América Latina y octavo operador mundial, con unos ingresos de 204 millones de euros en el ejercicio 2018. También posee el mayor paquete accionarial de Hisdesat, exactamente el 45 por ciento. Los otros accionistas de Hisdesat son la empresa pública ISDEFE (30%), y las empresas Airbus Defence and Space España (15%), Indra (7%) y SENER (5%).
La compra efectiva del 89,68 por ciento del capital de Hispasat a la italiana Atlantia Spa y la alemana Hochtief AKT “no se completará hasta el segundo trimestre de 2019”, asegura Red Eléctrica, ya que la transacción está sujeta a la autorización del Consejo de Ministros y de los organismos reguladores.
LA IMPORTANCIA ESTRATÉGICA DE HISDESAT
Bajo la presidencia de Elena Pisonero ‒ex secretaria de Estado de Comercio 1990/2000‒, la importancia estratégica para España de Hispasat es hoy en día mucho menor que la de su hermana menor Hisdesat, a cuyo frente se encuentra el almirante retirado Santiago Bolíbar, ambos sin función ejecutiva pero con un gran prestigio y buenas relaciones en el sector.
Sin embargo, Hispasat compite en el ámbito de las telecomunicaciones civiles comerciales, un mercado que atraviesa una aguda crisis debido a la fuerte competencia de las redes de fibra óptica y cuyos operadores regionales ‒entre ellos Hispasat‒ están abocados a un proceso de integración con los grandes operadores mundiales ‒Intelsat, SES, Telesat‒ que, por el momento, no se muestran interesadas en propiciar compras o fusiones.
Si a ello añadimos que REE desconoce los pormenores del sector de las comunicaciones espaciales, ya sean civiles o militares, no es de extrañar que a los dos días de anunciarse la transacción, Juan Lasala, consejero delegado de Red Eléctrica, haya manifestado su inclinación a poder dar entrada en el capital y en el negocio de Hispasat a socios que aporten “una visión estratégica-tecnológica”.
Analistas del sector espacial consultados por MONCLOA.COM y que prefieren el anonimato consideran posible el cambio a medio plazo del actual consejero delegado de Hispasat, Carlos Espinós, un profesional procedente de Abertis Telecom que está al timón de la compañía desde mayo de 2011.
Espinós ha dado un gran impulso a la compañía, que en los últimos dos años ha puesto en órbita tres satélites de comunicaciones y que, por el momento, ha dado por concluida la renovación y ampliación de su flota, que cuenta con media docena de satélites de comunicaciones en órbita y proporcionan servicios de banda ancha y conectividad por satélite con acceso a Internet, voz y datos entre España, Europa, América y el Norte de África.
En cambio, Hisdesat está en el negocio de las comunicaciones gubernamentales seguras y confidenciales con las plataformas Spainsat y Xtar-Eur, gracias a las cuales el Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa dirige las misiones alrededor de 2.500 militares españoles que desarrollan en diferentes países de Europa, África, Asía y América del Sur.
Hisdesat también está de lleno en el ámbito de las plataformas de observación de la Tierra para uso militar, ahora con el satélite radar Paz y el año que viene también con el óptico Ingenio. Estar en dos líneas de negocio muy diferentes inducen a algunos analistas a no descartar que REE se planteé “la reorganización de la empresa”, cuya dirección efectiva está desde marzo de 2012 en manos Miguel Ángel Panduro. Persona de total confianza de las compañías accionistas y del ministerio de Defensa, Panduro es ingeniero de telecomunicaciones, al igual que Carlos Espinós.
CONTRATOS INMEDIATOS Y DE FUTURO DE HISDESAT
En la reciente entrada de REE en el sector espacial hay más, mucho más en juego. El ministerio de Defensa y el de Ciencia, Innovación y Universidades, con el apoyo del ministerio de Industria, tienen en avanzada fase de estudio el segundo Plan Nacional de Observación de la Tierra por Satélite o PNOTS 2.
Se trata de una gran iniciativa industrial sobre la que Gobierno español que salga de las urnas del 28 de abril tendrá que pronunciarse y decidir si lo pone en marcha a finales del presente año, coincidiendo con la cumbre de ministros de la Agencia Espacial Europea que tendrá lugar en Sevilla a finales de noviembre.
El PNOTS 2 es una iniciativa que consiste en desarrollar y fabricar nuevos satélites o constelaciones espía, en los que la industria espacial española deberá ponerse a trabajar a partir de 2020, si es que se quiere llegar a tiempo para relevar y dar continuidad al que ahora está en órbita y es fruto del primer PNOTS, que es el satélite espía radar Paz ‒Lanzado al espacio el 22 de febrero pasado y cuya vida útil se estima entre 5 y 8 años‒ y también el satélite Ingenio, que será enviado al espacio en 2020.
Proyecto de un volumen económico del orden de los 300 millones de euros, el director de Operaciones de Hisdesat, Miguel Angel García Primo, hace tan solo una semana avanzó que podría tomar la forma de un “programa hispano-alemán” por el que también podrían interesarse “otros países”, con la esperanza de que se convierta en “la referencia europea en satélites radar”.
Del PNOTS 2 también ha hablado la semana pasada, aunque sin citarlo, Ángel Olivares, secretario de Estado de Defensa. En el seno de una Jornada celebrada en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) dedicada al satélite Paz, Olivares subrayó que la activación de una nueva iniciativa industrial de observación de la Tierra “la tendremos que afrontar en los próximos años, sin duda ninguna”.
El número dos de Defensa manifestó estar convencido que España “tiene capacidad para lanzar e incluso liderar programas europeos de satélites de nueva generación (…) con Hisdesat a la cabeza”. Pero la disponibilidad económica y la sostenibilidad de las inversiones serán las claves que inclinarán al futuro Gobierno a dar el visto bueno al proyecto o retrasar su inicio.
Aunque el PNOTS 2 todavía está en el limbo, el programa que ya ha sido autorizado por el gabinete de Pedro Sánchez es el de las nuevas plataformas de comunicaciones Spainsat Nueva Generación (Spainsat NG), que deben sustituir a los dos satélites de Hisdesat que están a punto de concluir su periodo de vida.
La Intervención General del Estado rechazó a fínales de año dar forma de Convenio a la relación de prestación de servicios de Hisdesat con el ministerio de Defensa, como en anteriores ocasiones se había materializado. Ahora ha quedado claro que el retraso no ha sido solamente debido a aspectos normativos que exigen la forma de Contrato y no de Convenio, sino que la demora también ha estado provocada por la negociación que se estaba llevando a cabo entre REE y los accionistas mayoritarios de Hisdesat.
En consecuencia, es previsible que se producirá una desenfrenada carrera para que antes del 5 de marzo, el Consejo de Ministros conceda su visto bueno al contrato entre el ministerio de Defensa e Hisdesat, algo que tranquilizará a REE, cuyas acciones han caído de valor tras conocerse la entrada mayoritaria de la compañía en Hispasat.
UNA DECISIÓN SOBRE LOS SATÉLITES QUE ES ESTRATÉGICA
La adquisición por parte de Red Eléctrica del 89,68 por ciento de las acciones de Hispasat es el resultado de que, finalmente, Pedro Sanchez se ha dado cuenta de la enorme importancia y las posibles consecuencias de la compra efectuada hace cuatro meses por la alianza italo-germana de la empresa catalana Abertis Infraestructuras, en cuyo paquete se encontraba Hispasat, en donde la SEPI y la también empresa estatal Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) ostentan el 7,41 y el 2,91 por ciento, respectivamente.
La sugerencia de forma imperativa formulada por Moncloa a Jordi Sevilla, actual presidente de Red Eléctrica, ex ministro de Administraciones Públicas en el primer gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y persona de confianza de Pedro Sánchez, es el resultado de la alarma creada en los ministerios de Defensa, Industria y Ciencia cuando se conoció que el Consejo de Ministros estaba dispuesto a autorizar la entrada de los nuevos accionistas en “actividades relacionadas con la Defensa Nacional”.
Fue entonces cuando pusieron el grito en el cielo tanto la ministra de Defensa, Margarita Robles, como el titular de Ciencia, Pedro Duque, y la responsable de la cartera de Industria, Reyes Maroto, al igual que el también secretario de Estado y director del CNI, el general de Ejército Félix Sanz Roldán, todos ellos conocedores de las implicaciones y riesgos de tal decisión.
Los citados altos cargos se apresuraron a elaborar razonados informes confidenciales que han despachado en persona con el propio Pedro Sánchez y con sus asesores más cercanos. En todos los dosieres se detalla que tanto Hispasat como Hisdesat son dos compañías de marcado cariz “estratégico” y que hacen las veces de empresas “tractoras” del sector espacial nacional y, por tanto, no es razonable que sean controladas por capital extranjero, en este caso, por una alianza italo-alemana.
Aunque los máximos responsable de ambas entidades extranjeras manifestaron en reiteradas ocasiones sus buenas intenciones, los informes elaborados por el CNI y los tres ministerios dejaban bien claro el riesgo de que, por causas sobrevenidas, pudiera darse el caso de la venta del paquete de acciones a algún fondo de inversiones chino, ruso o de cualquier otra país que no gozara de las debidas garantías, especialmente para Hisdesat.
Sevilla ha tenido que desplegar todas sus dotes de persuasión para convencer a los consejeros de Red Eléctrica de la necesidad de tomar el control de Hispasat, una operación que el mismo descartó hace unos meses “por no ser prioritaria” y que dio paso a la alianza en la que participa la filial alemana de ACS de Florentino Pérez.
Con los estudios sobre las perspectivas de negocio que implica el PNOTS 2, el contrato de servicios con Defensa, la importante presencia de Hisdesat en la iniciativa europea GovSatCom de alquiler de capacidades sobrantes en satélites, a lo que se añaden los informes reservados de los ministerios de Defensa, Industria y Ciencia ‒los departamentos más directamente implicados en la actividad espacial nacional‒, Jordi Sevilla ha podido recibir el placet del Consejo de Administración de Red Eléctrica Corporación, dar el paso adelante en la transacción y devolverle el favor a su mentor Pedro Sánchez, su valedor para el alto puesto que ocupa en REE.