Iglesias traiciona a ERC por su «obsesión» de meter mano en el CGPJ

El vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, vendería hasta la sede de su partido con tal de tener representación en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El dirigente de la formación morada está convencido de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le quiere dejar de lado a la hora de pactar la renovación del Consejo. Sánchez quiere un acuerdo simple con el Partido Popular e Iglesias quiere meter la cabeza como sea. Su obsesión ha llegado hasta tal punto que le ha llevado a enfrentarse con ERC, el otro gran partido de la mayoría de la moción de censura a quien el vicepresidente está dispuesto a dejar fuera de la renovación del CGPJ siempre que Unidas Podemos rasque dos o tres vocales

Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados, se relamía con la idea de poder elegir algún vocal en el CGPJ. Que los nacionalistas catalanes pudieran tener influencia en el órgano de los jueces era algo que llamaba mucho la atención al líder de Esquerra, Oriol Junqueras. Pero el oportunismo de Iglesias ha dejado fuera de la ecuación a Rufián y a los suyos ya que el líder de Unidas Podemos sabe que el PP nunca cruzaría esa línea roja. Ahora solo queda convencer a Pablo Casado, presidente del Partido Popular, para que dar un par de vocales a la formación morada no pondría en riesgo la unidad de España. Empresa complicada para Podemos.

Iglesias considera que tener una influencia, por poca que sea, en el CGPJ le puede abrir puertas

En este contexto, ese fuerte que sumaban ERC y Unidas Podemos ha empezado a resquebrajarse con motivo de la obsesión de Iglesias por controlar determinados poderes fácticos, como era el CNI y, ahora, la justicia. Iglesias considera que tener una influencia, por poca que sea, en el CGPJ le puede abrir puertas y facilitar según qué cosas, como rebajar lo que ellos consideran el lawfare, una persecución judicial a la formación morada que emplea las instituciones del Estado solo para acabar con una formación incómoda.

La trascendencia de esta decisión tendrá que verse, pero todo apunta a que una vez aprobados los Presupuestos, los independentistas perderán peso y capacidad de influir en el Gobierno, al menos en cuestiones vitales como la renovación del Consejo. Que Podemos haya dado la patada a ERC después de que fue Iglesias quien presionó de forma exagerada al PSOE para que cediera a cuestiones como el indulto a los líderes del procés en la cárcel o que se abriera a una mesa de diálogo sin vetos, ni siquiera a un referéndum, condicionará lo que queda de legislatura.

Casi con toda seguridad, ese férreo frente que formaron Unidas Podemos y ERC se ha roto, según deslizan fuentes consultadas por MONCLOA.com, con motivo de la «obsesión» de Iglesias por controlar o influir en la Justicia. 

El problema ahora es que pese a que Iglesias se ha desprendido de su socio más incómodo (una apuesta fuerte), Sánchez sigue empeñado en pactar la renovación solo con el PP. El vicepresidente es perfectamente consciente de que el líder del PSOE quiere ponerle las cosas fáciles a Casado para que ceda, levante el veto y renueve un Consejo que lleva en funciones desde diciembre de 2018. Sabe que el socialista no puede contar con los independentistas, pero que es más fácil cederle unos pocos de sus vocales a Iglesias con tal de que no se convierta en un enemigo dentro del Gobierno. Pero el problema es que el PP no quiere a Unidas Podemos en ese pacto.

EH BILDU, EL OTRO «TRAICIONADO»

ERC es una víctima de la supuesta traición de Iglesias, pero es que EH Bildu también se había hecho alguna que otra ilusión con la posibilidad de poder nombrar al menos un vocal a sugerencia de su formación nacionalista. El problema es que para el PP es absolutamente impensable pactar una renovación en la que entren Bildu y ERC. Iglesias lo sabe y ha decidido darles la patada con tal de poder tener la influencia en el CGPJ que tanto busca. Pero el haber roto los lazos que unían estas formaciones nacionalistas con Unidas Podemos puede salirle caro a Iglesias de cara al futuro, especialmente si el plan del PSOE de acabar la legislatura por su cuenta sale adelante.

Por el momento, el frente Unidas Podemos-Bildu-ERC ha conseguido someter a Sánchez. Sin ellos hubiera sido imposible aprobar los Presupuestos y hubiera sido imposible que la moción de censura saliera adelante. La ley de Educación y otras miles de cuestiones parlamentarias se hubieran quedado estancadas si los independentistas no hubiesen dado su voto. Iglesias ha conseguido hasta el momento hacerse fuerte e indispensable en el bloque gracias a que había asumido gran parte de las demandas de los nacionalistas sin rechistar, ya que para un partido como Unidas Podemos era más fácil tener esa cintura política. Pero ahora esa posición se ha roto por la obsesión del líder de la formación.

Sin Bildu y sin ERC, Podemos está solo; Tiene una influencia limitada y el PSOE tiene más capacidad y cintura para llegar a acuerdos puntuales con el PP y con Ciudadanos en caso de ruputura. Y esto no hace más que alimentar la idea que circula por el Congreso y por Ferraz de que Sánchez dará la patada a Iglesias tan pronto como pueda y que intentará prorrogar los Presupuestos hasta las próximas elecciones, a las que quiere llegar con Unidas Podemos en la oposición para intentar rascar todos los votos posibles, especialmente aquellos que provienen de los desencantados con Unidas Podemos.

Se trata de una apuesta de Unidas Podemos que desde dentro del partido no acaban de ver, por no hablar de que hay juristas que tienen claro que esa «obsesión» de Iglesias no está fundamentada, pues nombrar a dos o tres vocales en el CGPJ no significa que se pueda tener una influencia considerable entre los jueces. Ni tener diez supone que el partido tenga el control de este poder. Por lo que quienes son escépticos con este paso que ha dado Iglesias al abrirse a excluir a ERC y EH Bildu de la renovación del Consejo puede salir más cara de lo que aparenta.