La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a 11 años de prisión por un delito continuado de abuso sexual con acceso carnal y con prevalimiento, por ser ascendiente directo de la víctima, a un hombre que sometió prácticamente a diario a su hija a tocamientos y otras prácticas de carácter sexual durante tres años.
El hombre no podrá acercarse ni comunicarse durante 14 años con la víctima, a la que indemnizará con 50.000 euros por los daños morales que sufrió a consecuencia de los hechos, según la sentencia facilitada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.
Además, la sentencia le inhabilita para el ejercicio de la patria potestad de la menor y para cualquier profesión y oficio, retribuido o no, que conlleve contacto con menores. Los abusos comenzaron en 2016 cuando la niña tenía 11 años y la familia vivía en una localidad de Tarragona y se prolongaron hasta 2019.
En su declaración, el procesado se reconoció autor de los hechos recogidos en el escrito de acusación del Ministerio Fiscal y admitió prevalido de su condición de padre y haber verificado las penetraciones completas a su hija menor.
Según el relato de hechos probados, el hombre aprovechaba que la madre de la niña salía a trabajar para llevarla a una habitación y someterla, prácticamente a diario, a diferentes prácticas sexuales, al tiempo que le pedía que no contara nada a su progenitora.
Cuando la familia se trasladó a Valencia, el ahora condenado continuó abusando de la menor en los diferentes domicilios en los que residieron. Ante las sospechas, la madre colocó una cámara de grabación en la vivienda que registró escenas de tocamientos de carácter sexual entre condenado y víctima, por lo que la mujer denunció los hechos en una comisaría el 12 de mayo de 2019 y el padre quedó detenido.
La menor sufre un trastorno de estrés postraumático y ha experimentado una grave interferencia en su desarrollo a causa de los abusos sufridos.