El etarra Juan Luis Rubenach se ha acogido este lunes a su derecho a no declarar en el juicio que se celebra contra él en la Audiencia Nacional por su presunta participación en el atentado perpetrado por ETA en la Calle Corazón de María de Madrid en 2001, dirigido contra el ex subsecretario de Política Científica Juan Junquera, y en el que resultaron heridas un total de 95 heridos.
Rubenach, que se enfrenta a 1.020 años de prisión que solicita la Fiscalía, no ha contestado a ninguna de las preguntas de las acusaciones, mientras que su defensa tampoco ha formulado ninguna cuestión. El Ministerio Público le atribuye el delito de depósito de armas de guerra y municiones y explosivos, dos delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa, dos delitos de estragos terroristas y 95 delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa.
El tribunal de la Sección Tercera de la Sala de lo Penal ha escuchado como testigos a dos de los miembros del ‘comando Madrid’ de ETA condenados a 1.042 años de cárcel por este atentado, Ana Belén Egües y Aitor García Aliaga, quienes han comparecido por videoconferencia desde los centros penitenciarios en los que están cumpliendo sus condenas. Ambos han sido advertidos de la obligación que tienen como testigos de contestar diciendo la verdad.
Los dos etarras han rechazado ratificar las declaraciones judiciales que prestaron hace unos años por estos hechos alegando que las realizaron bajo «presión y malos tratos» tras sus detenciones. Así, después de que Aitor García Aliaga incurriera en varias contradicciones con lo declarado, la fiscal ha solicitado al tribunal la lectura de dicha comparecencia ante el juez.
Finalmente, García Aliaga ha indicado que los explosivos eran confeccionados en Madrid y no en Salamanca, al contrario de lo que indica la Fiscalía en su escrito de acusación provisional, y que Rubenach no se encargó de guardar en ningún ordenador la información obtenida por el comando durante las vigilancias que realizaba a posibles objetivos de atentados. Asimismo, ha señalado que sólo coincidió con el acusado en Salamanca y en ningún caso en la capital.
Por su parte, Ana Belén Egües ha testificado que sí coincidió en alguna ocasión con Rubenach en Madrid, conocido por el alias ‘Txurdo’, ‘Honorio’ o ‘Julio’, aunque no recuerda cuándo, ni el lugar concreto. Sí ha confirmado que el encuentro tuvo lugar porque ambos trabajan para el sanguinario ‘comando Madrid’.
Egües, que tampoco recuerda si llevó a cabo seguimientos al consejero del Tribunal de Cuentas Paulino Martín o contra la fiscal de la Audiencia Nacional Blanca Rodríguez García, sobre quienes ha dicho que no sabe quiénes son, ha aseverado que la «mayoría» de explosivos se elaboraron en Salamanca, en el piso que fue alquilado por Rubenach.
También ha confirmado que en ese piso se almacenó el material que enviaba la banda terrorista desde Francia y que allí había un ordenador donde los miembros del comando «jugaban» e introducían información. En cualquier caso, Rubenach se encargaba de las «labores domésticas» de esa vivienda, ha precisado Egües.
IDENTIDAD FALSA
Para demostrar la participación del acusado en la preparación del atentado que tuvo lugar el 6 de noviembre de 2001, la Fiscalía ha llamado a declarar a varios testigos que reconocieron ante la Policía la foto de Rubenach.
Una de ellos ha sido la hija del propietario de la vivienda que Juan Luis Rubenach alquiló en Salamanca bajo el nombre de Honorio Rico. La testigo, que, según ha dicho, sólo le vio una vez que éste fue a casa de sus padres a pagar la mensualidad del alquiler, ha relatado que el acusado explicó a su familia que era comerciante y que viviría en la casa junto a su mujer y un cuñado que estaba estudiando un máster.
También ha comparecido en la vista oral el profesor de francés de Rubenach, quien reconoció la fotografía del acusado cuando la policía le llamó a declarar porque encontró su número de teléfono en la agenda del miembro de ETA. «Me dijo que se llamaba Honorio», ha apuntado ante el tribunal.
Lo mismo le ocurrió a otro testigo que jugaba al frontón con Rubenach: «Donde jugábamos dijo llamarse Honorio, nada más. Después, al ir a declarar a comisaría, porque le vi en la prensa, reconocí la fotografía y vi el nombre que tenía», ha explicado.
RECLUTAMIENTO, ADIESTRAMIENTO Y REARME
El Ministerio Público relata en su escrito de acusación provisional que la tregua anunciada por ETA el 15 de septiembre de 1998 y que duró hasta el 25 de noviembre de 1999 sirvió a la banda terrorista para «reclutar, adiestrar y rearmar a los grupos que la componían, a fin de crear estructuras estables en los distintos lugares de actuación asignados».
De esta forma, los responsables del aparato militar de la organización terrorista ETA, Juan Antonio Olarra Gudiri y Ainhoa Múgica –condenados por este atentado– reunieron en un piso de Francia a distintos miembros de la organización para la formación del denominado ‘comando Buro Ahuste’, que tendría como objetivo actuar en la capital de España.
Allí, Rubenach recibió junto con Ana Belén Egües, Ivan Apaolaza y Gorka Palacios, unos cursillos sobre la utilización de armas y explosivos. Una vez terminado el adiestramiento, el acusado alquiló un piso en Salamanca.
El escrito de acusación subraya que fruto de las informaciones obtenidas por la dirigente del ‘comando Buro Ahuste’, Ana Belén Egües, y por el integrante del grupo Gorka Palacios –también condenados en firme por estos hechos–, en base al número de matrícula del vehículo oficial que les había facilitado Olarra Gudiri, tuvieron conocimiento de los itinerarios y horarios que solía realizar el alto cargo del Ministerio de Ciencia.
El 6 de noviembre de 2001, sobre las 09.00 horas, siguiendo las instrucciones de Egües, García Aliaga accionó el mando a distancia que hizo explosionar un coche-bomba al paso del vehículo ocupado por Junquera, que salió ileso.
Los etarras Manex Zubiaga Bravo; y Lexuri Gallastegui Sodupe, Fermín Vila Michelena, Iván Apaolaza Sancho, Oier Goitia Abadia por su participación en este atentado.